"Hay que invertir más en abrir mentes y menos en autopistas"

Autopistas sí, pero del conocimiento. El coordinador del grupo de expertos de la UE sobre competitividad regional, el francés Jean-Marie Rousseau, sostiene que los poderes públicos y las empresas regionales deben apostar decididamente por la innovación y la sociedad del conocimiento para no verse absorbidos por la globalización. Pone como ejemplo el caso de Irlanda, donde "las inversiones se han destinado en los últimos años a la apertura de mentes y no a construir autopistas". Gracias a esta estrategia, Irlanda tiene hoy el crecimiento de PIB más alto de Europa y ha pasado de un índice de analfabetismo del 30% hace tres décadas a situarse a la cabeza en educación. "La clave es que ha invertido los fondos estructurales europeos en intangibles, como investigación y desarrollo, en lugar de en puertos y carreteras como Grecia y Portugal".

"En Europa hay una falta de interpretación entre el mundo del conocimiento y el de las empresas"

Rousseau, quien el pasado viernes participó en una jornada sobre competitividad regional con motivo del relanzamiento del proceso de reflexión estratégica Gipuzkoa 2020, impulsado por la Diputación, defendió la creación de "ecosistemas del conocimiento" en Europa. Sólo así se podrá, a su juicio, competir con países más avanzados, como EE UU y Japón. "La única posibilidad que tienen Europa y sus pequeñas regiones para ser competitivas en un mercado globalizado consiste en lograr un alto grado de cualificación de sus profesionales", dijo.

Rousseau considera que en Europa "hay una falta de interpretación entre el mundo del conocimiento y el de las empresas, y no se trata sólo de transformar la investigación en innovación, sino, sobre todo, de irrigar las empresas con conocimiento, de forma que puedan evolucionar tecnológicamente. Esto se practica muchísimo en EEUU, no sólo con las grandes empresas, sino con las de tamaño pequeño y mediano".

Uno de los aspectos más relevantes para no perder paso respecto a las grandes potencias estriba en "transferir conocimiento" a las pymes, porque éstas "no tienen recursos suficientes" y es necesario "aportárselos a través de la subcontratación desde grandes empresas". Rousseau subraya que "quienes toman las decisiones políticas y otras instancias, como las cámaras de comercio y los parques tecnológicos, pueden hacer que este valor añadido tecnológico llegue a las pymes".

El panorama mundial en este campo evidencia, explica Rousseau, que la economía estadounidense y la japonesa se han reactivado en los últimos años y que China avanza al galope, mientras que Europa se ha quedado estancada: "China es ahora el taller del mundo, pero pronto se transformará en el laboratorio del mundo. Europa está en una encrucijada, y el juego se va a decidir en los próximos cinco años. No digo que Europa vaya a convertirse en una reserva de moribundos, pero para 2020 tenemos que entrar en la carrera y afrontar los retos que se basan en la sociedad del conocimiento. Y esta apuesta tiene que reposar en el capital social, en la sociedad civil, y en las capacidades que los gobiernos locales tengan para elaborar sinergias".

Los datos reflejan que "Japón y EE UU destinan el 3% del PIB a programas de I+D, mientras la media europea se sitúa en el 2%, aunque algunos países del sur están incluso por debajo del 1%".