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Hallado en Melilla el cadáver del violador y asesino más buscado en Italia desde 1975

Andrea Ghira, el Anglés italiano, se alistó a la Legión como Massimo Testa y murió en 1994

Jorge A. Rodríguez

El cadáver de Andrea Ghira, el violador y asesino más famoso de Italia, ha sido localizado en el cementerio de Melilla, donde fue enterrado hace 11 años como el cabo de la Legión Massimo Testa. Ghira era buscado desde 1975 por la llamada masacre de Circeo (Roma). Él y dos amigos, todos fascistas, torturaron, abusaron y asesinaron a la joven Rosaria Lopez, de 19 años, y dejaron malherida a Donatella Colasanti, de 17. Ghira era tan famoso en Italia como Antonio Anglés, el huido autor del crimen de Alcàsser, cuyo paradero es tan oscuro como lo era el del carnicero de Circeo.

Ghira, un joven con cara de niño bueno de una conocida familia de la burguesía romana, logró abandonar el país casi al mismo tiempo que eran detenidos sus amigos Angelo Izzo e Gianni Guido. Los tres habían invitado a las jóvenes Lopez y Colosanti, hijas de familias trabajadoras de la periferia romana, a una fiesta a la villa que se habían construido los padres de Ghira en Circeo, a unos 30 kilómetros de la capital italiana. Allí abusaron de ellas y trataron de asesinar a las dos, aunque sólo una murió. El cadáver de Lopez tenía una bolsa de plástico en la cabeza y había sido ocultado en el maletero de un viejo Fiat 127. Colasanti se salvó al hacerse la muerta.

El huido, que había nacido en Roma el 21 de septiembre de 1953, saltó a Argentina, pasó por Londres y, no se sabe bien cómo, llegó a Melilla a mediados de los 80. Allí se alistó a la Legión con el nombre de Massimo Testa de Andrés. Llegó a cabo primero, pero en 1993 lo expulsaron del Tercio del Gran Capitán por tráfico de drogas. En 1994, con 41 años, murió de sobredosis.

Fue enterrado en el cementerio La Purísima de la ciudad autónoma bajo el nombre de Testa, fallecido el 11 de marzo de 1994. En realidad pereció al menos una semana antes, pero, como la muerte fue dudosa, fue sometido a una profunda autopsia. Debido a este examen forense, se le tomaron las huellas necrodactilares, que quedaron archivadas y que ahora han sido vitales para que la Comisaría General de Policía Científica confirmara a la Dirección Central Anticriminal de la Policía del Estado Italiano que Testa de Andrés era en realidad el llamado carnicero de Circeo. La fecha que figura en la pobre cruz colocada sobre la tumba corresponde al día del entierro, no del fallecimiento.

La pista que ha permitido llevar la investigación hasta Melilla se obtuvo tras las escuchas de la policía italiana, hechas este año, a familiares de Ghira, donde uno de ellos contó parcialmente el paradero del violador y asesino. El cotejo de las huellas dactilares por parte de la Policía Científica española ha permitido acabar con el misterio de Ghira, quien fue condenado en rebeldía a cadena perpetua. Aún hoy se investiga si Ghira también fue el autor del asesinato de la joven Giorgiana Masi, el 12 de mayo de 1977.

Las fuentes policiales consultadas no pudieron precisar ayer si se va a exhumar el cadáver para someterlo a nuevas pruebas. "En principio no parece necesario", indicaron. No obstante, la Justicia italiana tiene previsto solicitar pruebas de ADN para certificar la identidad. El caso de Circeo conmocionó a Italia en los años 70 como en España lo hicieron los crímenes de Alcàsser (Valencia), perpetrados los días 13 y 14 de noviembre de 1992. Antonio Anglés (cuya ficha sigue colgada de la página web de Interpol) y Miguel Ricart (preso) asesinaron a Miriam García, Desirée Hernández (ambas de 14 años) y Antonia Gómez (de 15), a las que habían recogido cuando hacían autoestop para ir a una discoteca.

Tumba del cabo Testa, cuya verdadera identidad era Andrea Ghira.
Tumba del cabo Testa, cuya verdadera identidad era Andrea Ghira.EFE

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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