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Reportaje:

IU de Andalucía se planta

Oficialistas y críticos se unen en los reproches a la dirección federal por su desatención hacia las posiciones andaluzas

La polémica territorial que vive España ha terminado por anegar también los partidos. "Está claro que por parte de determinados territorios del Estado hay un intento de confederación, es decir, que unos tengan privilegios sobre otros. En las organizaciones políticas se está planteando el mismo debate: tanto en Izquierda Unida como en el PSOE, con Pasqual Maragall, pero yo hablo de mi formación y no de las demás". La portavoz parlamentaria, Concha Caballero, reflexionaba en alto hace unos días a cuenta de las algo más que desavenencias de la organización andaluza de IU con la dirección federal de Gaspar Llamazares, por las continuada ignorancia de las posturas de Andalucía en su relación con el Gobierno de Zapatero.

El líder federal había pasado de largo sobre el acuerdo del Consejo Andaluz (máximo órgano entre asambleas) de oponerse a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2006 por no atender adecuadamente a Andalucía y obviar la deuda histórica. Antes incluso de agotar los plazos marcados por la dirección, un triunfante Gaspar Llamazares anunció que no presentaría enmienda a la totalidad a los presupuestos, lo que provocó la dimisión del presidente de la comisión negociadora con el PSOE, el andaluz Felipe Alcaraz.

Llovía sobre mojado, porque la dirección federal tampoco había hecho caso a Andalucía ni en la crítica a la financiación autonómica de la propuesta de Estatuto catalán, ni en la oposición a la Ley de Defensa, que consagra las bases militares norteamericanas de Rota y Morón.

La ejecutiva andaluza de Diego Valderas reaccionó con la remisión de una dura carta a Llamazares en la que le avisa de que hallará a su federación en contra de los "planteamientos confederales", y que en toda la organización existe un "profundo malestar". Y es que por lo que respecta al descontento con Gaspar Llamazares no hay fisuras en las siempre difíciles relaciones entre oficialistas y críticos. Son una piña a la hora de reprochar al coordinador federal que haya asumido el modelo de financiación de la propuesta de Estatuto catalán como la de IU, algo que no pueden aceptar el resto de las federaciones de IU, y mucho menos Andalucía.

Pese a que la ruptura con Llamazares de un sector y de otro es un hecho desde hace mucho tiempo -los críticos, que le apoyaron en el congreso que le proclamó por primera vez coordinador, luego se desvincularon; y los oficialistas, que cogieron el relevo del respaldo, también terminaron por competir con él en la última asamblea-, este plante unitario tiene otro cariz. Los dirigentes de ambas partes coinciden en afirmar que ven con suma desazón cómo se esfuman las posibilidades de Andalucía de volver a sacar un escaño en el Congreso de los Diputados por la actitud que mantiene Llamazares. Además, Diego Valderas cree que sus gestos políticos repercuten en el estado de opinión de Andalucía y afecta también a las expectativas de crecimiento en el Parlamento andaluz.

Otros dirigentes están convencidos de que Llamazares se deja influir con exceso por la fuerza de otras federaciones (Cataluña), y que en esta forma de inclinar la balanza pesa la pérdida de los tres escaños de Andalucía del Congreso en las últimas elecciones.

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En el rifirrafe entre las direcciones federal y andaluza por los presupuestos, Llamazares ha encontrado una aliada en la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, también responsable de Política Institucional de IU federal. Al contrario que la referente del sector crítico, Concha Caballero -quien respalda la postura de Valderas en este asunto-, Aguilar, en unas recientes declaraciones, pidió a la cúpula andaluza que "respete las decisiones de los órganos" y dijo que en los "tiempos que corren" no se puede coincidir con la derecha en una enmienda a la totalidad.

Llamazares busca un golpe de efecto

Gaspar Llamazares busca un golpe de efecto para contrarrestar el descontento de Andalucía. Según fuentes parlamentarias, el coordinador dirige todos sus esfuerzos a conseguir arrancar del Gobierno de Zapatero que recoja alguna partida de la deuda histórica de Andalucía en el trámite de las enmiendas parciales. En la negociación, según las mismas fuentes, le está ayudando Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba y responsable federal de Política Institucional, quien ha visto cómo ha sido duramente criticada por parte de sus compañeros andaluces por el apoyo al presupuesto.

Otro logro que Llamazares quiere anotar en su agenda para contener a Andalucía es la derogación del llamado decretazo (que se suprima en su totalidad la reforma del subsidio agrario), lo que en las bases agrarias de la organización andaluza se vería con muy buenos ojos. El problema, sostienen las fuentes, es que el ministro de Trabajo, Jesús Calderas, reserva esta carta para la negociación con los sindicatos de la reforma laboral. Gaspar Llazamares y Rosa Aguilar han declinado hacer ninguna declaración sobre la polémica.

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