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"Esto ya es una cuestión personal"

Jiménez lamenta que Estudiantes quiera cobrar por él un dinero "excesivo"

Carlos Jiménez es el mejor baloncestista de Estudiantes. Lo dicen las estadísticas, que la campaña pasada le coronaron como el mejor español de la Liga ACB. Y lo dice el Madrid, que le ha convencido para cambiar de acera sin hablar antes con Estudiantes, que, a cambio, pide precio de futbolista: 3,6 millones de euros, su cláusula de rescisión. Jiménez, sin embargo, ya no juega. Ya no cuenta. El domingo no disputó ni un minuto contra el Barça. Hoy, ante el Akasvayu Girona, con su equipo último de la Liga, ¿quién sabe? "Yo voy con idea de jugar", explica sentado en su todoterreno. "No jugar contra el Barça fue extraño porque nadie me explicó nada. Hasta entonces todo había sido normal", continúa; "luego, me dijeron que había sido por una decisión técnica. Y si el entrenador no te pone... Yo intento centrarme en el trabajo. Pero no siempre estoy por encima de las circunstancias".

Jiménez lleva meses en el ojo del huracán. Quiere irse de Estudiantes. Y al Madrid. Lo ha dicho públicamente. Sin resultado: "La gente que ha entrado nueva [en la directiva del equipo] no está ayudando. Han hecho de esto una cuestión personal y por eso piden el pago de la cláusula de rescisión, que es excesiva. Ya ni me planteo plazos. No depende de mí". Su situación es precaria. Y eso se refleja hasta en los detalles: una lista mecanografiada a ordenador sirve para controlar la entrada de los jugadores y sus coches al Madrid Arena, la nueva cancha de Estu. Sólo un nombre aparece escrito a bolígrafo, temporal y momentáneo: Carlos Jiménez: "No entiendo en qué punto se ha llegado a este lío. Pero creo que fue cuando decidí irme al Madrid".

Florentino Pérez, el presidente del Madrid, comió a principios de mes con Fernando Bermúdez, el de Estudiantes, para decirle que no va a pagar 3,6 millones de euros por un jugador de 29 años. "No me siento abandonado por el Madrid", dice. "Lo razonable habría sido que en el verano, cuando se planteó mi salida, me hubieran dicho que no querían venderme", expone; "pero me dijeron que no me querían a disgusto, que me iban a ayudar. El problema es el equipo al que quiero ir. Yo no me voy a ir a donde les venga mejor a ellos, a donde les den más dinero, sino a donde yo esté a gusto".

"Mis motivos son personales", dice; "no quiero llenarme de dinero. Me mueven los sentimientos. No quiero seguir por el ambiente que hay en el club. Algo ha cambiado. Ya no estoy a gusto", explica con cara triste, larga. Su teléfono no para de sonar, aunque prefiere "estar al margen de las negociaciones". No quiere descentrarse más. Como en el Europeo de Serbia. "Creí que iba a estar todo solucionado antes. Ahí sí me había marcado un plazo", admite.

Tras el campeonato, Jiménez volvió a España. Y la grada de Magariños dictó sentencia. Es un traidor. "Las pancartas y los pitidos son razonables. Pero tampoco es masivo. Otros me animan y apoyan", cuenta. "Aquí lo que importa es Estudiantes. Y a algunos, por exceso de orgullo, se les ha olvidado". Un jugador, el mejor, quiere abandonar Estu. Su equipo, mientras tanto, no ha ganado en lo que va de temporada.

Carlos Jiménez.
Carlos Jiménez.

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