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Columna
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El amigo Eladio

La presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, también es madre, aunque esta importante faceta de su vida privada no se evidencie muy a menudo, como tiene que ser, en su trayectoria política, entre otras cosas porque sus vástagos ya están más que criados y son dos mocetones garridos, capaces de valerse por sí mismos, por lo menos de lunes a jueves, las noches de los viernes y los sábados parece que tienen problemas para encontrar un taxi. Pensando en ella, pero también en esas madres madrileñas que se inquietan y se desvelan todos los fines de semana en angustiosa espera, Esperanza aprovechó su comparecencia para informar, a petición del grupo socialista, sobre el nuevo reglamento del sector, para exigir que en esas noches conflictivas trabaje un mayor número de vehículos en las calles. Su comentario desvió la atención del asunto principal de la convocatoria. El nuevo reglamento del taxi ha provocado y sigue provocando polémica, son muchos los profesionales del gremio que han visto en el proyecto la intención, más o menos soterrada, de acabar con la autonomía del sector, ampliando el número de licencias por persona y facilitando con ello la creación de flotas y flotillas de compañías privadas. Con la nueva regulación, habría más coches para facilitar el retorno de los hijos pródigos a casa pero, sospechan estos profesionales, la subcontratación, la precariedad y la falta de profesionalidad entrarían por la puerta de atrás. No es por sumar más inquietudes en el paisaje urbano, pero recuerden a esos taxistas nocturnos de Nueva York que nos aterrorizan o nos divierten en las películas, o en la vida real, freakys alucinados, o inmigrantes de lejanos países, a veces recién desembarcados que desconocen tanto la lengua inglesa como el callejero de la Gran Manzana.

Para solucionar el tema de las carencias nocturnas, Esperanza Aguirre no ha invocado ni leyes ni reglamentos, la presidenta ha llamado a Eladio, sin cargos, ni apellidos: "Para Navidad tiene que estar resuelto", dijo. "Que Eladio se comprometa para arreglarlo el 17 de diciembre. Después de fin de año es tarde, porque los chicos y chicas jóvenes tienen las vacaciones muy pronto". El emplazado Eladio es Eladio Núñez, presidente de la Asociación Gremial del Taxi, mayoritaria en el sector y, por el grado de confianza que demuestra el tuteo y el apeamiento, amigo de la presidenta comunitaria. La asociación que preside el amigo Eladio agrupa a 10.000 de los 16.000 taxis que circulan por la ciudad y es heredera directa de la antigua organización gremial de los tiempos de Franco, por lo que conserva algunas ventajas y otorga ciertas facilidades a sus afiliados, pero no mantiene desde luego una posición unitaria, una opinión unánime, ni en lo político ni en lo laboral. Aunque el dato carezca de cualquier validez estadística, en frecuentes conversaciones a bordo he detectado más recelos que adhesiones y, desde luego, ningún entusiasmo por los nuevos reglamentos.

Eladio ya ha dicho que hará lo que pueda para cumplir con las exigencias presidenciales a plazo fijo, pero ha introducido un elemento nuevo en la discusión: si el Ayuntamiento de Madrid modificara el actual sistema de libranzas, la cosa podría tener cierto arreglo, según su autorizada opinión. Ahora la partida se juega a tres bandas y la carambola pasa por Ruiz-Gallardón, cuyas relaciones con la afligida madre y exigente presidenta no son todo lo buenas que deberían de ser.

Si los jóvenes estudiantes, pudientes, o capaces de guardar para el taxi después de una noche de farra, regresan antes a sus domicilios estas navidades, habrá que darles las gracias a los tres, a Esperanza, a Alberto y, sobre todo, a Eladio, aunque es probable que algunos beneficiarios se lamenten de no poder contar con la socorrida coartada de "es que no había ni un taxi" para justificar sus retrasos. De cualquier forma, con su maternal salida de tono y su preocupación por los jóvenes noctámbulos y sus sufridoras madres, Esperanza ha conseguido llevar a cabo con éxito su maniobra de distracción y nos ha recordado, sin querer, a los ciudadanos la amenaza que nos espera a todos, peatones, automovilistas, taxistas y usuarios, estas navidades, que serán en cuanto al tráfico se refiere más caóticas que nunca, apocalípticas.

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