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La cúpula del negocio inmobiliario de Bancaixa queda a la intemperie

La dimisión del responsable de CISA coincide con la inminente salida del director de Actura

La dimisión, el lunes, de Arturo Alario, director de Inversiones de Bancaixa y responsable de la sociedad inmobiliaria, CISA, coincide con la inminente salida de Ferran Agut, director de Actura, empresa gestora de suelo, y deja a la intemperie la cúpula del negocio inmobiliario de Bancaixa, la gran apuesta de la caja valenciana en los últimos años que reportó unos beneficios de 41 millones de euros a la entidad en 2004, el 15% del total.

La memoria de Bancaixa del ejercicio 2004 destaca la "inversión estratégica" de la entidad en Metrovacesa, la primera inmobiliaria española, donde la caja valenciana duplicó su participación desde el 3% al 6% a lo largo del año pasado.

En el ámbito de la Comunidad Valenciana y bajo control directo de la entidad, Bancaixa destaca en su memoria algunos proyectos inmobiliarios "en colaboración con promotores y socios privados" como el de desarrollo urbanístico del Parque Central de Valencia; el de complejos hoteleros y campos de golf en Peñíscola, Benicàssim y Santa Pola; la participación del 90% de la sociedad Catalano Levantina de Inmuebles Costeros que desarrolla un proyecto de construcción y explotación de un hotel de cinco estrellas en Valencia; o la participación, junto con la Generalitat Valenciana, en la sociedad Sol i Vivendes Valencianes, que controla el Instituto Valenciano de Vivienda con el 51% del capital, y cuyo objeto social es la creación y promoción de suelo para la construcción de viviendas de carácter oficial.

La memoria de 2004 no recoge el gran proyecto Vall del Mar que Bancaixa impulsa ahora en Tavernes de la Valldigna, que prevé la construcción de cuatro mil viviendas y dos campos de golf en la localidad de La Ribera. Es el proyecto Vall de Mar el que afecta al suelo que compró Alario y que ha desembocado en su dimisión.

La difusión de la operación particular de Alario, el pasado sábado, cerraba la semana en la que Ferran Agut, director de Actura, había anunciado su intención de abandonar la empresa de Bancaixa a finales de año para incorporarse a una consultora privada en sociedad con Javier Ferrando, familiar de Rafael Ferrando, el presidente de Cierval que, a su vez, es miembro del consejo de administración de Bancaixa.

El relevo de Alario, responsable de la inmobiliaria, y Agut, responsable de la gestora de suelo, parece urgente debido a la creciente implicación de Bancaixa en el negocio inmobiliario.

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Fuentes de la caja de ahorros que destacaron la contundencia con que el director general de Bancaixa, Fernando García Checa, afrontó la crisis provocada por la compra de suelo de parte del director de Inversiones en Tavernes de Valldigna, sugirieron, sin embargo que García Checa "se tomará un tiempo" para cubrir las dos vacantes.

"No se va a precipitar", aseguraban las mismas fuentes en referencia al siguiente paso de García Checa. Sobre la mesa está tanto la posibilidad de recurrir a ejecutivos de la caja como de fichar a alguien de fuera.

Pero si la ortodoxia sugiere que corresponde al director general rehacer su equipo al margen de las sugerencias o propuestas del consejo, la personalidad del presidente y su pasado como responsable ejecutivo, entre otras cosas, al frente de la Generalitat Valenciana, llevan a otros interlocutores a sugerir que el relevo de Alario y Agut puede desencadenar un pulso entre Olivas y García Checa.

La caída de Alario por un asunto aparentemente menor constituye un severo golpe para el director general, que asiste a la renuncia, sin otra salida posible, de unos de sus más próximos colaboradores.

La gravedad del caso es lo de menos, todos los que le conocen saben que García Checa exigiría la renuncia de Alario, pero esa contundencia no amortigua el golpe.

José Luis Olivas huyó de todo protagonismo a lo largo de la reunión del consejo de Bancaixa celebrada el lunes en Alicante donde el director general aportó la "información adicional" servida por el propio Alario para aclarar su proceder. El consejo asumió, finalmente, que Alario no actuó de "mala fe" y difundió un comunicado muy elogioso hacia la persona del director de Inversiones. Con su silencio, Olivas descargó sobre García Checa toda la gravedad del caso. Falta por ver si interviene a la hora de cubrir las vacantes que dejan Alario y Agut.

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