Santiago Tabernero muestra en 'Vida y color' los últimos años del franquismo
Vida y color, la ópera prima del director Santiago Tabernero (Logroño, 1961), es el resultado de un largo proceso que comenzó hace cinco años, que podrá estrenarse comercialmente en España después de las próximas navidades y que ayer se pudo ver en la Seminci de Valladolid. El quinquenio transcurrido para contar en imágenes la historia de Fede, un chaval de 14 años que vive en "la periferia de la periferia" de Madrid mientras Franco agoniza, es tiempo más que suficiente para que Tabernero confiese que "hacer películas en España es un ejercicio muy complicado".
Cree que su película es un producto independiente: "Todo el cine que se hace es independiente porque no hay grandes productoras sustentando una industria que está siempre cuestionada", asegura Tabernero. Reconoce que aunque algunas de ellas consiguen "levantar media docena de películas al año", no es "infrecuente" que otras "desaparezcan tras su primer largometraje".
La película, presentada ayer en la Seminci, recrea los estertores del franquismo, aunque la "historia también podría suceder en este momento", porque para el director lo que se cuenta no es otra cosa que la peripecia de un chaval de barrio inadaptado, "que tiene prisa por crecer y solucionar sus problemas en el entorno en donde vive, porque está harto de ser el patito feo". En realidad, es la historia de la iniciación de alguien que pasa de la infancia a la adolescencia en 1975, cuando España "también estaba infantilizada, y el protagonista era un niño que venía de un largo y oscuro túnel" que acabó con la muerte de Franco.
Tabernero califica esa parte de la historia como "bastante convulsa, un verdadero polvorín en el que no sólo agonizaba Franco sino que estábamos a punto de entrar en guerra con Marruecos y había atentados casi continuos de ETA y el Grapo". El director cree que el cine español "no ha dedicado mucho espacio a ese momento que vivimos peligrosamente", a pesar del juego que dan "esas películas sobre el año en que se perdió Vietnam o quebró la Bolsa de Nueva York".
Entre los buenos recuerdos que Tabernero dice conservar del rodaje, destaca el trabajo de Natalia Abascal, que da vida a una chica deficiente llamada Ramona, el personaje que impide que la película sea "una fábula feliz" porque "surge de las aguas más oscuras con un cuento de ogros y princesas".
Babelia
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