Valdés acepta con resignación los pitos de un sector de la afición del Barça
Víctor Valdés no habló ayer con resentimiento hacia los socios del Camp Nou que desde la visita del Valencia han adoptado la costumbre de pitarle cada vez que el balón llega a sus dominios, y tampoco en el tono de su voz se adivinaba reproche alguno hacia nadie cuando en la sala de prensa del Camp Nou, tras el entrenamiento matutino, asumió: "Sé que caigo mal. No es algo nuevo, es una sensación que genero desde que soy pequeño, qué le vamos a hacer", dijo con cierta resignación. Argumentó que nunca ha sido "una persona muy agradecida en cuanto a simpatía, y cuando no caes bien... no caes bien, qué le vamos a hacer".
En cualquier caso, a Víctor Valdés le preocupa más ser exigente con su trabajo y mejorar cada día "para seguir ganando más títulos que pitos de la afición", según confesó, movido por la intención "de ser sincero". Con estadísticas en la mano, sorprende que la afición hile tan fino en la crítica, pues ha realizado 16 blocajes de 34 intervenciones, ha perdido 22 balones y ha recuperado 53, en su mayoría a base de interceptar centros o blocar balones. Además, de tres de los ocho partidos disputados ha salido imbatido, aunque ha encajado 10 goles, lo que supone algo más de un gol de media encajado por encuentro disputado.
El portero de L'Hospitalet, a quien una mañana Radomir Antic instó a mirarse menos en el espejo antes de salir al campo, aseguró estar tranquilo y no tener problema alguno en jugar balones con los pies en los partidos que disputa en el Camp Nou, pese a que, con motivo de la visita del Valencia al estadio azulgrana, una cesión de Deco terminó en gol después de que tratara de jugar en largo el esférico y éste rebotara en la espalda de Villa y se alojara finalmente dentro de su propia portería. "Por nuestra forma de jugar", comentó el canterano, "sé que debo jugar muchas veces la pelota con los pies y no me preocupa hacerlo".
Valdés recordó que en el Camp Nou oyó pitos antes que él incluso el mismísimo Andoni Zubizarreta, "con lo que significó para el fútbol", así que a él no debe resultarle extraño que una afición "tan exigente muestre su disconformidad conmigo cada vez que quiera". Entre otras cosas porque esa exigencia del aficionado da sentido a que el Barça "sea considerado más que un club", consideró Valdés.
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