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El esternón del fallecido en Roquetas pudo romperse durante la reanimación

El esternón de Juan Martínez Galdeano, el agricultor de 39 años fallecido el pasado 24 de julio mientras se encontraba detenido en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas de Mar (Almería), pudo romperse en las labores de reanimación. Así lo puso de manifiesto F. J. B. C., el médico que estaba de guardia esa tarde en el centro de salud de Roquetas. Éste reconoce en su declaración que es "más normal" la rotura de las costillas y que es "más difícil" que se rompa el esternón, "pero que puede haber sido así porque se realiza una presión sobre ese hueso". El conductor de la ambulancia y varios guardias civiles se turnaron para dar el masaje cardíaco a Galdeano. No obstante, F. J. B. C. declaró también hace una semana de Mar que cuando él llegó al patio del cuartel de la Guardia Civil, Juan Martínez Galdeano estaba inconsciente, sin respirar y sin pulso, sin signos de vida.

El médico, durante su declaración de hace semana en el juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Roquetas, añade que la constatación de que estaba muerto cuando él llegó "se hizo muy pronto". El facultativo describe que una vez que constata que estaba en parada cardio-respiratoria, se intentó que el paciente respirase, "ventilándolo desde fuera mecánicamente, asegurando la vía aérea del paciente y después tratando de revertir la falta de pulso al paciente, dando masaje externo". F. J. B. C. asegura que "es rara la rotura del esternón" en maniobras de reanimación, pero no descarta que se hiciera, aunque "lo más normal es la rotura de arcos costales". El facultativo también describió que el encargado de dar el masaje fue el conductor de la ambulancia, que se cansó y se turnó con un guardia civil uniformado. Por último, terminó dando él mismo el masaje, que duró más de 20 minutos.

Por su parte, el conductor de la UVI móvil del 061 que se desplazó hasta el lugar, D. M., se limitó a describir la situación que encontró al llegar al patio del cuartel, una vez que Galdeano había muerto: "Cuando llegamos el paciente estaba boca arriba de cubito supino, tapado con una sábana y los compañeros ya habían terminado las maniobras de RCP (reanimación)". El conductor asegura que sólo bajaron de la UVI "por cortesía" con los compañeros para recoger el material.

A preguntas de la acusación particular, aseguró que no observó golpes ni lesiones en el paciente y que cuando llegó éste estaba "medio tapado por una sábana". Para la abogada que comparte la defensa de los nueve guardias civiles imputados en el caso, Esther Navarrete, las declaraciones del equipo médico corroboran que la rotura del esternón es compatible con el masaje de reanimación.

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