Desencuentro entre vascos y cántabros
Se dice que las regatas de traineras (banco fijo, 14 bogadores y un patrón) nacieron como todos los deportes autóctonos al convertir el trabajo en un juego. Las traineras salían en San Sebastián a la caza de la ballena y el que antes regresaba a puerto mejor vendía su producto. Ahora es un deporte cantábrico, históricamente dominado por los clubes vascos, aunque con fuerte presencia de las traineras cántabras, primero, y las gallegas y asturianas después.
Deporte aficionado por naturaleza, ha caído inevitablemente en el profesionalismo, abundando malos fichajes de remeros y la importación de notables bogadores de la Europa del Este, rumanos mayoritariamente, provenientes del banco móvil, que cambian su trabajo en la trainera por un trabajo en tierra. Más que fichajes, abundan los contratos de trabajo.
Desde hace varios años, las traineras cántabras han acaparado el protagonismo de las regatas. Castro ha sido un dominador de La Concha, en San Sebastián, los último años, el mayor trofeo de la temporada, y Astillero se ha convertido en el rey del mar con dos títulos consecutivos de Liga, relegando a traineras de raigambre como Orio u Hondarribia a papeles más secundarios.
La competencia interterritorial ha animado las polémicas y calentado las apuestas. Era tradicional apostar al ganador y a la diferencia que podría obtener frente a su rival. La amplitud de la competencia ha animado ese terreno que languidecía. De hecho, las traineras cántabras, actualmente, son las que movilizan un mayor número de seguidores en las regatas importantes. La marea roja de Castro, o la azul de Astillero han puesto color a una competición endogámicamente vasca.
Tanto calor ha animado la polémica. La última Bandera de La Concha aún no tiene dueño. Ganaron los cántabros de Pedreña, contra pronóstico, pero Orio reclamó una invasión de su calle y el triunfo se lo dieron a Hondarribia, segunda clasificada. Pedreña recurrió y el Centro de Atracción Turística de San Sebastián aún no se ha pronuciado, un mes y medio después. El asunto enturbió las relaciones fronterizas y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, salió en defensa de los suyos aludiendo a un posible favoritismo vasco. Una semana después, todos compitieron en Pedreña y se temieron conflictos de orden público que no se produjeron.
Ahora Astillero dice entender a Pedreña. "Tengo que dar toda la razón a Pedreña cuando dice que hay una persecución contra los equipos cántabros. Molesta que haya un periodo de la historia en que los clubes vascos pierdan las banderas", advierte el presidente de Astillero, Víctor Sainz de la Maza. Otros, más sibilinos, creen que los médicos del ciclismo han llegado al remo, un deporte poco acostumbrado al control del dopaje.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.