Mendizorroza es un chollo
El Villarreal se aprovecha del juego alocado de un Alavés que sigue sin saber ganar en casa
El Alavés no es el típico equipo recién ascendido a la Primera División. Al menos, no quiere parecerlo. No parece sufrir el vértigo que suele atenazar a los nuevos. Se lanza a por los partidos y no sabe especular. Da igual quién juegue y cómo se plante el equipo sobre el campo. El tándem Cos-Piterman ha utilizado en las siete primeras jornadas de Liga a casi toda la plantilla, 24 jugadores con el debut ayer del francés Lacen, y casi todos los esquemas posibles.
El único rasgo común a todas las versiones albiazules hasta la fecha es su gusto por la velocidad. El equipo hace su mejor fútbol a la carrera y le da igual el contrario al que se enfrente. ¿Valentía o temeridad? En cuatro partidos en Mendizorroza, ha recibido ocho goles y ha sumado sólo dos puntos.
ALAVÉS 1 - VILLARREAL 1
Alavés: Costanzo; Gálvez, Juanito, Pellegrino, Coromina; Astudillo, Carpintero; Rubén Navarro (Jandro, m. 55), Wesley (Lacen, m. 65), Nené; y Bodipo (Aloisi, m. 74).
Villarreal: Viera; Javi Venta, Gonzalo, Arzo, Arruabarrena; Josico (Tacchinardi, m. 73), Senna (Font, m. 77); Roger, José Mari, Sorín (Cazorla, m. 65); y Figueroa.
Goles: 0-1. M. 4. Roger. 1-1. M. 13. Nené.
Arbitro: Megía Dávila. Mostró cartulinas amarillas a los locales Pellegrino y Gálvez y a los visitantes Gonzalo, José Marí, Arzo, Arruabarrena y Cazorla.
13.231 espectadores en Mendizorroza. Tarde lluviosa, con terreno de juego blando por el agua caída en la hora previa al comienzo del encuentro.
Ayer le tocaba visitar el campo vitoriano al Villarreal. El equipo castellonense se encontró sobre el césped un nuevo Alavés, cambio de hombres y de posiciones, el mismo ímpetu. Salida en tromba, desconcierto táctico y gol de Roger en un fulgurante contragolpe propiciado por un error garrafal de los de Cos.
La falta de rigor táctico, el desconcierto por los cambios de posición o la ausencia de instrucciones desde el banquillo, o todo a la vez, hicieron que, al saque de un córner, ocho jugadores alavesistas se metieran en el área contraria a la búsqueda del remate y dejaran a Pellegrino solo en el círculo central. El Villarreal se hizo con el rechace y, aunque su contraataque no fuera brillante -a punto estuvo de desperdiciar la ocasión-, se adelantó en el marcador. Cuatro minutos de partido y el enfrentamiento cuesta arriba jugando en casa es un lujo que ningún equipo, y menos un recién ascendido, puede permitirse.
Al Villarreal el regalo le pilló desprevenido. Aún no habían entrado sus jugadores en el choque y tardaron unos minutos en hacerlo. Los suficientes para que el Alavés, siempre a la carrera, lograra empatar el partido. Al cuarto de hora, las tablas lucían en el marcador del estadio vitoriano aunque el palo evitó que Rubén Navarro marcara de falta directa.
En cuanto los jugadores preparados por Pellegrini se colocaron y se centraron en el partido no tuvieron demasiados problemas para parar al Alavés e impedirle jugar en quinta velocidad. Ahí empezaron los problemas para los de Cos.
Sin centro del campo y con una defensa de circunstancias por las bajas, al conjunto albiazul le costaba horrores crear juego. Era el central argentino Pellegrino quien en demasiadas ocasiones tenía que asumir la responsabilidad de distribuir el balón.
Al Villarreal parecía bastarle el empate y pensaba ya en su partido de la Liga de Campeones. El Alavés quería lograr su primera victoria en casa, pero su empeño y su empuje no terminan de verse acompañados de un juego sólido. Los puntos se van escapando y le hace falta encontrarse a sí mismo para que su nueva aventura en Primera no sea fugaz.
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