Familiares y amigos piden el indulto de un condenado que rehízo su vida

Unas 150 personas salieron ayer a las calles de Gandia para reclamar el indulto y la puesta en libertad de Francisco Martí, un vecino que ingresó el pasado 3 de octubre en la cárcel de Picassent para cumplir una condena de nueve años por un delito de tenencia de drogas, que cometió en 1998. Martí tiene 29 años, está casado y es padre de tres hijos. Antes de su entrada en prisión tenía un empleo fijo, en una empresa de transformación de madera en la capital gandiense, el principal sustento económico de la familia. Su mujer, Elisa Llopis, defiende que su marido "está totalmente reinsertado", y no entiende que se le aplique una condena tan dura después de siete años y de haber rehecho su vida.

A la marcha de ayer se adhirieron familiares, amigos, vecinos y asociaciones cívicas, como la organización Mosaic de ayuda a personas drogodependientes. Los familiares de Martí han iniciado una campaña de recogida de firmas, y dirigirán cartas al Rey don Juan Carlos, y al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para que intercedan en la petición de indulto, a la que se ha sumado el alcalde de Gandia, el socialista José Manuel Orengo. "Se encuentra muy mal y vamos a hacer todo lo que podamos", decía ayer Elisa. Piden que, mientras se tramita la petición, pueda pasar a un régimen de tercer grado.

Martí reconoce que cometió un "error" que está pagando demasiado caro. Pidió prestada una cantidad de dinero a su jefe, pero no se la pudo devolver. Éste le perdonó la deuda con la condición de que le guardara una mochila en su casa que contenía hachís, éxtasis y marihuana. Francisco tenía entonces 22 años. Al parecer su jefe estaba siendo investigado por un supuesto asunto de tráfico de drogas. Martí niega su vinculación y defiende su inocencia. En el primer juicio fue condenado a 12 años, que el Tribunal Supremo rebajó a nueve.