"Nos lo van a complicar"
Luis Aragonés pronostica una eliminatoria difícil frente a Eslovaquia y dice que eligió como sede Madrid, no el Calderón
Para acudir al Mundial del año que viene España deberá imponerse a Eslovaquia en una eliminatoria a dos partidos, el de ida el 12 de noviembre en el estadio Calderón, de Madrid, y el de vuelta el 16 en Bratislava. Así lo determinó el sorteo celebrado ayer en la sede de la FIFA, un palacio colgado de las románticas faldas del monte Zurichberg, en Zúrich, al que acudieron los representantes de las seis selecciones europeas que no han conseguido el billete para la cita alemana por el proceso ordinario: Eslovaquia, Suiza, Noruega, Turquía, la República Checa y España.
La comitiva más numerosa fue la española. Ángel María Villar, el presidente de la federación española, llevó a Zúrich a más gente que la propia suiza. Entre otros, estaban Jorge Pérez, el secretario general; la secretaria Silvia Dorschnerova; el propietario de los derechos de patrocinio, Jesús Samper, y el seleccionador, Luis Aragonés. Siempre un poco rezagado, Luis acudió como sumido en hondas cavilaciones. Decía: "Yo al fútbol cada vez lo entiendo menos".
Villar, antes del sorteo: "Tengo el pálpito de que intentaremos estar en el Mundial"
Luis fue el único seleccionador, aparte del suizo, que acudió a Zúrich a presenciar el sorteo. En Barajas, antes de partir hacia Suiza, el técnico madrugó mostrando su aprensión hacia Noruega. "¡Todos los jugadores [españoles] piden Noruega!", exclamó; "¡yo no quiero Noruega!". Para argumentar su deseo se acordó de Zigic. "Él fue quien le puso los goles a Kezman. Él fue quien clasificó a Serbia. Zigic es un tipo de dos metros que hace lo mismo que Carew con Noruega".
El seleccionador no quería a Noruega. Tampoco quería a Eslovaquia. Prefería a Suiza y, a ser posible, "jugar la vuelta en Madrid". Pero Franz Beckenbauer cogió dos bolas malas: salió Eslovaquia y, además, la vuelta en Bratislava, en el estadio del Slovan, con capacidad para 30.000 espectadores, que Luis describió como "pequeño y cerrado".
"Nos lo van a complicar", vaticinó el técnico, que no fue tan críptico para hablar de los eslovacos como para explicar la elección del Calderón como sede para el partido del 12 de noviembre: "Yo no pedí el Calderón. Lo único que pedí fue que Madrid fuera la sede. Porque la sede de la federación está allí y es nuestro sitio de seguridad. La sede está donde se nace".
Otras fuentes de la federación negaron que la elección del estadio del Atlético estuviera motivada por la mala relación existente entre Florentino Pérez, el presidente del Madrid, y Villar. "Elegimos el Calderón", explicaron, "porque la organización del partido contra Serbia fue muy buena y porque el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, llamó a Villar a las nueve de la mañana del pasado jueves para ofrecérselo".
Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, ejerció de maestro de ceremonias. El hombre que gobierna el fútbol es un suizo sonriente que lo escruta todo con unos ojillos chisposos. Presentó el sorteo en directo para la televisión como si fuera un espectáculo de variedades. Recibió a las seis selecciones postulantes con una congratulación que sonó a chiste a la delegación española: "Quiero felicitarlos por haber progresado tanto en este torneo". Al parecer, Blatter se refería a equipos como Eslovaquia.
Luego, Blatter hizo balance del estado de su empresa al cabo de la fase ordinaria de clasificación. "Se han jugado 847 partidos, 80 más que para 2002", contabilizó; "entre todas las zonas, se han marcado 2.441 goles, tres por partido. Veinte millones de espectadores han asistido en directo. Se han mostrado 144 tarjetas rojas...". A Blatter sólo le faltó informar de los descomunales ingresos que logra su multinacional. Pero no ocultó que su meta es el crecimiento. Se comporta como un ministro de Economía. Quiere quemar todos los recursos posibles. Jugar más partidos. Convocar más jugadores.
Blatter llamó a su empleado de lujo, Beckenbauer, para ejercer de "hada de la suerte", dijo, y elegir al azar las bolas de los emparejamientos. Ahí fue cuando Luis cruzó los dedos. "Ése sí que tiene culo", dijo; "así que espero que nos de su buena suerte a nosotros".
Pero nada. Beckenbauer no cogió la bola suiza, sino la eslovaca. Tomó el papelito entre sus dedos aristocráticos y dijo: "Se trata de un encuentro sumamente interesante. España es un país importantísimo para el fútbol y, seguramente, es el favorito. Pero cuidado, que Alemania estuvo jugando allí hace dos semanas y perdió por 2-0".
Al terminar la faena, Beckenbauer se comió un plato de lasagna y brindó con vino italiano rosso junto a Blatter.
Al cabo del día, ya en Madrid, la federación y la Liga acordaron hacer un trueque para adelantar la jornada liguera del 9 de noviembre -previa al primer partido de la repesca- al 26 de octubre, previsto en principio para la Copa. Los equipos implicados en la Copa disputarán su eliminatoria el 30 de octubre.
Entre las frases más extrañas del viaje a Suiza destaca sobre todas una de las contadas declaraciones que articuló en público Villar antes del sorteo. "Tengo el pálpito", dijo el presidente federativo, "de que intentaremos estar en el Mundial".
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