El aprendiz de brujo
Una conservadora muy conservadora va a presidir un Gobierno de socialistas en Alemania: una gran coalición, se llama, porque Schröder no ha aceptado el apoyo de los socialistas de izquierda (Lafontaine). Esto da cierta coherencia: es un Gobierno de centro-derecha que deja tranquilas a las almas cándidas de la política real. Es aquí donde mejor ha caído esta coyunda de la beata y el rojo. La derecha es consciente de que no podrá gobernar en mayoría, aunque está en el mejor momento de su historia después de la caída. Exagera los males de España para regresar a algunos ministerios: quizá una presidencia de Rajoy con vicepresidente y ministro de Exteriores y otros adjudicados a socialistas; o, al contrario, un presidente socialista -no Zapatero- y unos ministros de la derecha conservadora. Para eso quieren adelantar las elecciones, y para adelantarlas tienen que gritar ante las cosas que suceden. España se deshace, dicen sus heraldos a gritos, y para evitarlo hemos de celebrar una coyunda de los dos grandes partidos. Se deshace por Cataluña y el País Vasco: no cesarán las demás autonomías en pedir sus salidas. ¿A quién se las van a pedir, si el centro español se pierde? Dicen que Zapatero es gafe, y por eso no llovía; y como sigue siéndolo, lo que cae ahora es una tormenta tropical. No tienen límite. Su zafiedad y su tesón les quitaron, probablemente, muchos votos, votos de esos que creen que todo es igual y los políticos no tienen remedio; decía Orwell, todos son iguales, pero algunos son más iguales que otros.
Estamos en medio de la zaragata. Es el Estatuto catalán el que más ruido produce entre la cuadrilla circense. Lo habían intentado en varias ocasiones: el plan Ibarretxe, pero Zapatero lo paró; el incendio de Guadalajara, pero se ve que fue un accidente; ahora señalan a los "moros", utilizando una palabra que ellos detestan, porque creen que es despectiva y colonial, de lo que es un ataque directo a los derechos humanos, y por los que tenemos la responsabilidad de haberlos entregado a Marruecos. Todo unido a la desmembración de España aparece como una sensación tenebrosa, en la que Zapatero aparece como un aprendiz de brujo que ha enredado las fórmulas.
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