"Hay niños que son auténticos tiranos"

Aunque habitualmente se dedican a formar profesionales de la salud y de los servicios sociales, durante dos años José Luis Bimbela y Bibiana Navarro han estado trabajando en Cuidando al formador, un libro publicado por la Escuela Andaluza de Salud Pública en el que se analizan las habilidades que deben complementar al conocimiento y a la vocación para que la comunicación en un aula sea posible y, de ese modo, lograr el aprendizaje. El objetivo del manual, según aclaran sus autores, es doble. Por una parte, conseguir que el lector desarrolle, aún mejor, las tareas formativas y, por otra, que eso lo consiga al menor coste personal posible, sin dejar la salud física, emocional y social en el intento.

"Muchos de los formadores con los que hemos trabajado, a pesar de tener una ganas inmensas, tienen verdaderas carencias para educar. El objetivo último del libro, su utilidad, consiste en proporcionar a los docentes una serie de habilidades que repercutan de forma positiva en su experiencia personal y en el resultado de su trabajo", afirma Bimbela, autor de otras publicaciones relevantes sobre el sida o el uso del preservativo.

Las cinco habilidades básicas que tiene que adquirir un profesor de cualquier nivel educativo son ordenadas por sus autores de un modo novedoso. En primer lugar se sitúan las habilidades emocionales, ya que la inteligencia emocional se convierte en una de las claves para lograr superar situaciones como el miedo escénico. "El estado emocional es fundamental para llegar a la comunicación, existen una serie de emociones que son más propicias que otras para poder transmitir lo que deseamos en cualquier circunstancia".

A continuación, la habilidad a desarrollar sería la de la negociación, ya que la imposición "no sirve ni como docentes ni como padres", por lo que hay que tratar de "comprometer al alumno a través de la negociación". De este modo se logra la sensación de que "todos ganan, lo cual resulta igual de útil en los negocios que en la enseñanza", explica Bimbela con una habilidad comunicadora sorprendente. Después de esta etapa habrá llegado el momento de negociar posibles cambios, tanto de forma individual como en grupo. Fiel a la famosa frase de Voltaire de que para educar todos los estilos valen menos aburrir, el joven doctor en psicología es un convencido de la inconveniencia de las clases magistrales y de la necesidad de convertir al alumno en el verdadero protagonista de la enseñanza.

"Los jóvenes actuales responden a la sociedad que tenemos y creo que, si lo miramos con la suficiente perspectiva, son mucho mejores de lo que nos merecemos. Los valores que les transmitimos les han hecho como son". De esta manera explica la situación actual que se vive en las aulas, que ha convertido al profesorado en uno de los colectivos que más medicamentos consumen, en especial ansiolíticos y antidepresivos. "Hay que tener en cuenta que a los educadores se les exige mucho y se les da muy poco, tanto a nivel de reconocimiento social como económico, lo que provoca un cierto desencanto con el entorno". Por ello, el libro aborda en un apartado diversas técnicas para superar estados de estrés y ansiedad, como ejercicios respiratorios, meditación o yoga.

Pero a pesar de la actual situación de la enseñanza Bimbela se muestra optimista. "Es complicado pero también es apasionante. Hay que preparar cualquier sesión pensando que la motivación que vamos a encontrarnos en un primer momento será cero. Esa variable es incontrolable pero desde el momento en el que los alumnos entran en el aula todo está en nuestras manos. La disciplina es fundamental. Tenemos que ayudar al alumno a que aprenda a ponerse límites. En el ámbito educativo y familiar nos encontramos con niños que son auténticos tiranos. No se puede pasar de una disciplina militar a todo lo contrario porque es fundamental que todas las partes se sientan satisfechas, que todos aprendan algo y salgan ganando", añade.