Un futbolista entre dos tierras
Zubiaurre se entrena en 2ª B mientras los jueces dilucidan el conflicto entre la Real y el Athletic
El 1 de julio, Iban Zubiaurre, un joven lateral de la Real Sociedad, era un chico feliz. Se sentaba en la sala de prensa de Ibaigane (sede social del Athletic), con el presidente rojiblanco, Fernando Lamikiz, a su izquierda, y el director deportivo, Txema Noriega, a su derecha. Teóricamente anunciaba su fichaje por seis temporadas con el club de sus amores (heredados, según dijo, de su familia, especialmente de su madre), pero en realidad comenzaba un periplo judicial que, de momento, le ha mandado al paro.
Zubiaurre (22 años), ofendido por su baja ficha en la Real (399 euros de sueldo y 10 millones por cada 10 partidos jugados, según su representante, Ángel Caballero) decidió poner fin a su contrato con la Real Sociedad de mutuo acuerdo. "Había demasiadas irregularidades", dice su agente, "como que estaba firmado por el director deportivo Roberto Olabe en lugar del presidente, entonces José Luis Astiazaran, así como la desproporción entre su ingresos y la clásula de rescisión (30 millones de euros), unido a algunas decisiones deportivas ponían al jugador en el mercado".
Hoy está fuera. Inhabilitado para jugar en cualquier equipo, pasando los fines de semana en casa pendiente de los resultados de su presunto equipo, el Athletic, su ex equipo, la Real Sociedad, y su equipo virtual, el Cultural de Durango de 2ª B, donde le envió el Athletic para que no perdiera la forma y con el que la Real no le dejó jugar bajo pena de ser subsidiario del pago de la cláusula en un previsible fallo judicial.
Desde el 1 de julio Zubiaurre, que jugó la temporada pasada 17 partidos con la Real, es un hombre infeliz. Las casualidades (poco casuales) le atenazan. A saber. El Athletic quería a Gaizka Garitano, del Eibar (el equipo al que entrenaba Mendilibar, hoy técnico del Athletic), vizcaíno de pro, pero el 20 de junio fue presentado como nuevo futbolista de la Real Sociedad. El Athletic encajó el golpe con dificultad. Por primera vez perdía un futbolista de la Real en una presunta puja.
El 30 de junio, la Real celebraba unas elecciones tormentosas. Antes de concluir, la noticia corrió por Anoeta como la pólvora: Zubiaurre había fichado por la Real. El baile de máscaras comenzó. El chico se presentó al día siguiente en Bilbao, aunque el Athletic tenía previsto repescar a Expósito, de Osasuna, y la Real había llegado a un acuerdo con Cifuentes (Eibar).
¿Y Zubiaurre, qué pinta en este embrollo? El Athletic insiste en que le ofrecieron al jugador y sólo dio una respuesta positiva si venía "libre de cargas", es decir, gratis. "Su entorno y su representante nos aseguraron que quedaba libre y así se lo hicimos saber", sostienen en el Athletic que, sin embargo, por boca de su presidente, ha pedido disculpas por una presentación pública tan visceral como inoportuna.
Los juzgados han comenzado a funcionar. Primero pleiteó Zubiaurre por despido improcedente y el 11 de agosto el juez falló a favor de la Real. Después presentó la Real su demanda por rescisión unilateral del contrato, cuyo juicio está previsto para el 4 de noviembre, pero entre medio el jugador ha recurrido la primera sentencia. El jugador se arriesga a no jugar este año; el Athletic, a que le hagan responsable subsidiario de una clásula multimillonaria; el representante, a haber jugado una carta peligrosa; los anteriores gestores realistas, a que se afee su conducta y la Real, a un conflicto de imagen ante el eterno rival. "Lo cierto es que con Olabe el acuerdo era total para rescindir el contrato por 500.000 euros. Pero con el cambio de directiva, alguien les ha calentado la cabeza para que intenten ganar más dinero", dice Ángel Caballero.
En Bilbao, el presunto fichaje no se ha explicado adecuadamente. Zubiaurre no es un crack y el mensaje a la cantera de Lezama no es muy positivo. El club rojiblanco insiste en que sólo se hará con sus servicios a coste cero, ha fichado a otro lateral (Expósito, muy del agrado del entrenador). La Real le repudió nada mas comenzar el conflicto, cuando el futbolista, junto a un notario, se presentó en Anoeta. Los jueces tienen la palabra. Mientras tanto, entrena en Durango donde sus compañeros agradecen la novedad. Ante el hormigueo de fotógrafos "todos quieren correr a su lado para salir en la prensa", afirma Ricardo Txintxurreta, el entrenador. El jugador se entrena y estudia inglés. Entre dos tierras, Donostia y Bilbao, nadie qué puede ocurrir.
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