Pedro Agramunt
Crispa quien ha osado presentarse a unas elecciones y, habiéndolas ganado, nos ha desplazado del gobierno que nos es propio por naturaleza. En esta frase se resumiría el exabrupto firmado por Pedro Agramunt (EL PAÍS, 24 septiembre 2005). A quien se crispa o se pone en el disparadero por el pensamiento de los otros, por el sentimiento de quienes son señalados como distintos o por la acción legislativa del grupo mayoritario del que no se forma parte, a ése, los clásicos del XX lo definían como fascista.
Los demócratas no se crispan, se oponen y lo razonan.
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