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Crítica:FERIA DE ALGEMESÍ | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lo mejor, los novillos

Una impresión definitiva: lo mejor, los novillos. Por los dos primeros se apostaba poco; más bien nada. Tanto uno como otro salieron desinflados. Como gastados antes de que empezara el juego. Un barrunto de lo más negativo. Fue pasar por el primer tercio, cumplido como trámite burocrático y cambiar el panorama. El que abrió plaza, por ejemplo, se vació de noble y recuperó fuerzas. Fue noble y aguantó una faena de larga duración que acabó por resultar demasiado plana. A Raúl Martí le faltó compromiso. Bien trazadas las primeras series con la derecha, la faena fue en declive. Todo lo contrario que el del Puerto, que acabó hasta crecido. Faena, además, que se salió de larga. Más de lo mismo, pero aumentado y corregido en el segundo. De entrada, la impresión de estar ante un inválido. También apenas picado, se descubrió a sí mismo nada más tomar la muleta. Recuperado y de embestida firma, no pareció el mismo novillo que había salido de toriles. David Esteve no se lo pensó dos veces. Hincó las rodillas en la arena y así comenzó la faena. Visto el novillo, que nunca más mostró debilidad, Esteve se sintió con derecho a roce. Labor valiente, ajustada. De más empeño que brillante. Bien llevado el novillo a veces y otras más peleado. También más templado al principio y algo más acelerado después.

Puerto de San Lorenzo / Magro; Martí, Esteve

Novillos del Puerto de San Lorenzo, bien presentados y nobles. Iván Magro (rejoneador): pitos. Raúl Martí: silencio tras aviso y vuelta al ruedo. David Esteve: oreja y vuelta al ruedo. Plaza de Algemesí, 24 de septiembre. Primera de feria. Lleno.

La segunda parte de la novillada mantuvo la tónica de nobleza. Justo de fuerzas el cuarto, que llevaba el hierro de la ventana del Puerto, también le ofreció facilidades a Martí. El novillero lo entendió bastante bien con la capa y se templó en finos lances de recibo. Fue casi novillo para recrearse por los dos pitones, aunque por el izquierdo se quedara algo corto. Martí se quiso acoplar, pero faltaron luces y quizá más decisión. Apuntó siempre y nunca disparó. Cuando vio que se le escapaba ocasión tan pintada, echó mano de cercanía. Había llegado tarde.

El último mejoró la condición de los anteriores. Fue el novillo de la tarde. Con mayor fortaleza, aprobó con nota el primer tercio. Tuvo son por los dos lados, pero David Esteve vio en él un enemigo más que un amigo. Le faltaron recursos. Se peleó; también se embarulló, y dio la impresión de ser novillero con mucho que pulir.

Entre tercer y cuarto novillos actuó el rejoneador Iván Magro, que anduvo con poca fortuna. El novillo, sin entrega, distraído y rajado, no se lo puso fácil. No bastó la voluntad y, para mayor desgracia, lo descordó.

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