Cañizares restaña sus heridas
Dos grandes paradas del portero evitan el empate de la Real ante un Valencia que perdió gas
Dominador de la escena como pocos, Cañizares entró el primero en el campo de Mestalla y se marchó el último. Al principio recibió aplausos de ánimo. Al final, una atronadora y emocionante ovación. Había salvado a su equipo del empate con una actuación muy felina. Había recordado al Cañizares de sus mejores tiempos y había borrado por completo la pifia del miércoles pasado en el Camp Nou.
En el inicio de Liga más igualado que se recuerda, el Valencia jugó para golear y acabó angustiado ante una Real que fue de menos a más, persiguiendo el empate con minuciosidad. Marcó Villa, que va a gol por partido, se entendió de maravilla con Aimar y ambos a su vez con un excelente Baraja. A esa altura anduvo Nihat, que sabe que lo quiere el Valencia y no deja pasar ocasión para lucirse ante su pretendiente.
VALENCIA 2 - REAL SOCIEDAD 1
Valencia: Cañizares; Miguel, Ayala (Caneira, m. 26), Marchena (Regueiro, m. 63), Moretti; Rufete, Albelda, Baraja, Vicente; Aimar y Villa (Di Vaio, m. 75).
Real Sociedad: Riesgo; Cifu (Gabilondo, m. 30), Labaka, Mikel González (Uranga, m. 84), Garrido (López Rekarte, m. 30); Prieto, Novo, Mikel Alonso, Aranburu; Nihat y Kovacevic.
Goles: 1-0. M. 34. Pared entre Miguel y Aimar, el balón llega a Rufete, en la banda derecha, y su centro lo remata el argentino de cabeza. 2-0. M. 47. Pase de Aimar a Villa, que controla con el pecho, se adentra en el área y marca de fuerte disparo. 2-1. M. 62. Kovacevic cede a Nihat dentro del área y éste conecta un potente disparo ante Cañizares.
Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Rufete, Albelda y Mikel González.
Unos 40.000 espectadores en Mestalla. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento el pasado jueves de Yubero, ex portero de la Real Sociedad. Los jugadores de los dos equipos llevaron brazaletes negros.
Miguel es una joya para el Valencia. Por varias razones. La fundamental es que su colosal potencia, no exenta de finura, le viene como agua de mayo a un equipo muy exprimido físicamente en las últimas campañas. De modo que, cuando el cuadro de Quique decae en su dominio, se queda sin capacidad de sorpresa, entra en una cierta rutina, arranca majestuoso Miguel, va dejando rivales atrás, vibra Mestalla y puede pasar cualquier cosa. Gol, por ejemplo. En una de sus cabalgadas, combinó con Aimar, abrió al extremo derecho y el templado centro con la izquierda de Rufete lo cabeceó picado a gol el media punta argentino, su segundo tanto en la Liga. Pese a su limitada estatura, es un gran cabeceador Aimar.
Dirigido por un Baraja magistral en los pases largos, el Valencia se vio muy suelto y gustó a su público. Aimar jugó con el frac, al primer toque, y Villa resultó una pesadilla para la zaga realista. Sobre todo para los centrales, a quienes burló cuanto quiso con su facilidad para buscarles las cosquillas por los costados. Se deja caer entre el central y el lateral y por ahí destruye a cualquiera.
Villa creyó cerrar el partido con un zurdazo tras una excelente combinación entre Aimar y Baraja, pero Nihat aprovechó el desconcierto que la lesión de Marchena generó en torno a Cañizares. Fue monumental. Albelda ocupó el puesto vacante en el centro de la defensa, Rufete perdió la pelota por querer regatearse a cinco defensores y, en el contragolpe, marcó Nihat tras un centro de Prieto y la oportuna pantalla de Kovasevic. La Real, con la remontada ante el Atlético en el recuerdo, se metió en el encuentro. A lomos de un siempre peligroso Nihat, la Real atacó con paciencia y con criterio, pero con un problema: se topó con un redivivo Cañizares, que rescató sus prodigiosos reflejos para sacar dos cabezazos a bocajarro de Labaka y Kovasevic.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.