El más joven, el mejor conductor

Hace 33 años, en 1972, un piloto brasileño que acababa de aterrizar en la fórmula 1 estableció un récord de precocidad que parecía imbatible. Emerson Fittipaldi (São Paulo, 1946) se convirtió en una leyenda no sólo porque ganó aquel campeonato a la edad de 25 años, 8 meses y 29 días, sino también porque fue el primero en Brasil que dio el salto a Europa para desarrollar su carrera e inició una tradición que proporcionó pilotos de la envergadura de Carlos Pace, Nelson Piquet, Ayrton Senna y Rubens Barrichello. Sin embargo, su récord está a punto de ser batido. El español Fernando Alonso puede lograrlo hoy si acaba en el podio o si Kimi Raikkonen no logra restarle más de cuatro puntos. Alonso sería campeón con 24 años, 1 mes y 27 días.

El brasileño fue dos veces campeón, corrió 144 carreras y consiguió 14 victorias

Lejos de agobiarse por todo ello, Fittipaldi, que estos días se encuentra en Gran Bretaña dirigiendo a su equipo de A-1 GP, se mostró encantado de que sea precisamente Alonso quien coja su testigo. "Nuestras carreras tienen algunos puntos de coincidencia: llegó a la F-1 muy joven, como yo, y es un piloto que posee un gran talento, es hábil y muy fiable porque acaba casi todas las carreras. No hay duda de que mi récord quedará en buenas manos", repite a diario el piloto brasileño.

Aunque deje de figurar el primero en una lista de estadísticas de la F-1, la verdad es que la carrera profesional de Fittipaldi queda a buen recaudo. Su personalidad en la pista y su excelente manejo del coche fueron tales que muchas veces, incluso ahora, se usa su sonoro apellido para personificar el paradigma de un buen conductor: "Eres un un Fittipaldi". Y no es de extrañar. Porque era un buen estudiante, su padre le compró una motocicleta de 50cc con la que comenzó a competir a los 15 años. Después evolucionó hacia los karts. Los construían él y su hermano. Y eso le abrió paso a la posibilidad de competir con un Porsche en el campeonato argentino de turismos, en el que acabó segundo.

Tenía 23 años cuando decidió dar un paso más en su carrera. Se la jugó y saltó el océano para competir en Inglaterra en la Fórmula Ford, sin apenas medios. Allí encontró el apoyo de Jim Russell, un personaje fundamental en el automovilismo británico, que le llevó de la mano a la F-3 y la F-2. La mayor parte del camino ya lo había recorrido, pero quedaba el paso final. Y su ocasión le llegó cuando Colin Chapman le fichó como tercer piloto en Lotus en 1970. El fatal accidente sufrido por Jochen Rind en Monza aquel año le permitió debutar en el Gran Premio de Gran Bretaña e iniciar así la fase más brillante de su carrera como piloto. Entre aquella carrera y 1980, año en que abandonó la fórmula 1, Fittipaldi fue dos veces campeón del mundo (1972 y 1974), corrió 144 grandes premios y sumó 14 victorias.

Al final de 1975, su decisión de abandonar McLaren , el mejor equipo, para competir en su propia escudería, la Fittipaldi Automotive, apoyado por Copersucar, causó un gran impacto mediático. Y la experiencia, que llevó a cabo con su hermano Wilson, acabó siendo un fracaso, a pesar de que logró un segundo puesto en el Gran Premio de Brasil en 1978. Allí concluyó su etapa en la F-1. Salió por la puerta falsa, pero demostró en Estados Unidos que todavía mantenía toda su capacidad de conducción: ganó las 500 Millas de Indianápolis en 1989 y 1993, y fue campeón de la F-Cart en 1989. Pero un grave accidente en Michigan y otro peor (estuvo a punto de dejarle en una silla de ruedas) cuando pilotaba una avioneta sobre su plantación de cítricos en Araraquara (Brasil) le decidieron a abandonar. Hoy aguarda dichoso a que Alonso rompa su récord, porque sabe que su forma de conducir y su apellido pasarán a la historia como únicos.