Txabarri pide "deportividad" a los conductores ante los atascos en la A-8
Las obras del tercer carril originan un caos monumental en Irún
La autopista A-8 quedó ayer totalmente colapsada durante una hora a la altura de Irún, esta vez a causa de las obras de construcción del tercer carril. El caos circulatorio fue tal que la Ertzaintza tuvo que cerrar durante ese tiempo los accesos a la autopista en Irún. La Diputación de Guipúzcoa descarta suprimir el peaje y pide a los automovilistas que afronten estas "molestias " con "deportividad" y "paciencia" las próximas tres semanas.
Para el diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri, el atasco registrado ayer en la A-8 era "una previsión razonable". Los problemas circulatorios sobrevinieron en cuanto se comenzó a desviar todo el tráfico de la autopista entre Irún y Oiartzun por un solo carril y se limitó la velocidad en este tramo a 50 kilómetros por hora. Es muy posible que los problemas vuelvan a repetirse en más ocasiones hasta finales de noviembre, fecha prevista para culminar las obras de construcción del tercer carril de la A-8 entre Irún y Oiartzun, por donde circulan a diario algo más de 20.000 vehículos.
El colapso se produjo a primera hora, coincidiendo con la masiva salida de vehículos desde Irún hacia San Sebastián. Al iniciarse las retenciones, hacia las 7.40, la Ertzaintza se vio obligada a cerrar los accesos a la autopista desde los barrios de Urdanibia y Jaizubia, en Irún para evitar la paralización total de la autopista. Todo el tráfico que pretendía acceder a ella, según informó el Departamento de Interior, fue desviado por la carretera N-1 en dirección a Rentería y Pasaia, cuya circulación se vio también afectada. Las entradas a la A-8 se volvieron a abrir a las 8.40. Txabarri dijo desconocer el alcance exacto de las caravanas, aunque admitió que éstas se pueden producir durante las obras debido al estrechamiento de la A-8. Por ello, Txabarri solicitó "paciencia" a los automovilistas hasta el próximo 30 de noviembre aproximadamente: "Serán unas semanas de tráfico complicado que habrá que superar con deportividad", manifestó en una comparecencia de prensa.
No se suprime el peaje
Pese a las "disfunciones no deseables" -así denominó Txabarri a estos atascos-, la Diputación descarta suprimir el peaje mientras continúan las obras hasta finales de noviembre o principios de diciembre. El diputado general dijo que un usuario habitual de este tramo de la autopista paga una décima parte de lo que costaba cuando la gestión de la A-8 estaba en manos de la empresa privada Europistas. En la actualidad, el trayecto San Sebastián-Irún cuesta 0,85 euros, una cantidad que "se acerca mucho a la gratuidad", según Txabarri. Con todo, recordó que la Diputación ha invertido en el último año y medio 60 millones en mejorar la A-8, una cifra "muy superior" a la que destinó la anterior adjudicataria durante "15 años".
"Estamos haciendo una nueva autopista sobre la vieja autopista sin cerrar la autopista", dijo el mandatario guipuzcoano, quien reconoció que la Diputación y Bidegi llegaron a barajar cerrarla durante las obras, aunque descartaron esta opción porque acarrearía "males mayores".
Por otro lado, el portavoz foral, Koldo Azkoitia, manifestó que el 2006 será un "año clave" para la implantación en Guipúzcoa del billete único en las líneas interurbanas de transporte público de viajeros, cuya regulación es competencia foral. La Diputación y las empresas concesionarias de estos servicios crearon a comienzos de este año la sociedad Lurraldebús, entre cuyos objetivos se encuentra la puesta en marcha del billete único, al que se pretende incorporar a la compañía de autobuses de San Sebastián. En una segunda fase se sumarán otros modos de transporte, como Renfe y Euskotren.
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