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La política de 'Woody'

Luxemburgo prepara al central para debutar a los 14 meses de su fichaje

Diego Torres

En estos tiempos tumultuosos hay jugadores en el vestuario del Madrid que piensan que las alineaciones de Vanderlei Luxemburgo, como las de Queiroz, o Camacho, están sancionadas por el presidente, Florentino Pérez. Esos jugadores suspicaces menearon la cabeza cuando vieron ayer a Jonathan Woodgate junto a Álvaro Mejía, actuando en el centro de la defensa que se prepara para recibir al Athletic mañana. Se frotaron los ojos y lo que volvieron a mirar más fijamente no terminó de parecerles lo más natural. Después de todo, la mayoría de los jugadores del Madrid sólo han visto a Woodgate jugar partidos contra los juveniles.

Woodgate, alias Woody, fue fichado por el Madrid a cambio de 22 millones de euros. Llegó al club hace un año. Procedía del Newcastle y arrastraba una lesión en el muslo izquierdo que le ha impedido competir desde abril de 2004. Se ha pasado 18 meses entre camillas, pesas y colchonetas de estiramiento. Examinado por médicos de toda Europa y Estados Unidos. Como un conejillo de indias, un caso único de tragedia muscular. Como dijo el doctor Juan Carlos Hernández, especialista en medicina deportiva del Madrid: "Un desafío tremendo". Un reto científico.

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Luxemburgo dispuso que Woodgate y Mejía se pusieran ayer los petos de titulares y relevó a Pavón de su condición de primer central suplente. Lo justificó por las bajas de Helguera y Sergio Ramos. El cántabro sufre una sobrecarga muscular; Sergio Ramos fue expulsado por doble amonestación ante el Espanyol y deberá cumplir una jornada de sanción, como Baptista. Así es que la solución, al menos en la mente del entrenador, puede pasar por el debú oficial del inglés. Porque Woodgate, tras un año y dos meses como madridista, sólo jugó unos minutos amistosos en el trofeo Bernabéu.

Después de un año de trabajo bajo presión los médicos del Madrid reconocen su satisfacción. Todos coinciden en que Woodgate está físicamente "perfecto". No quedan restos de la rotura masiva que sufrió en el muslo izquierdo durante un partido de la Liga inglesa, contra el Chelsea, el 25 de abril de 2004. Y, lo más importante, creen haber descubierto la causa que hacía que los músculos del jugador se rompieran como gasa fina.

Woodgate se curó sin entrar al quirófano. Después de muchos estudios antropométricos, pruebas de fuerza y análisis biomecánicos, los médicos acumularon suficiente información como para determinar que las continuas lesiones que sufrió el futbolista hasta llegar al Madrid estuvieron provocadas por un puñado de factores que, cuando convergían, lo incapacitaban para la alta competición: Woodgate mide 1,88, tiene una pierna más larga que la otra y su técnica de carrera no es la más equilibrada. Esto implicaba que cualquier descompensación en la fuerza de sus músculos provocaba tensiones entre los grupos agónicos (los músculos que estiran) y antagónicos (los que contraen) de sus piernas. Determinante para un futbolista profesional. Sin una preparación específica, era devastador para las piernas y el pubis del jugador. Después de lograr la cicatrización de su recto anterior ha debido mantener un régimen de entrenamiento especial: varias sesiones semanales de fortalecimiento muscular y 20 minutos de estiramientos diarios. Woodgate está convencido de que sin esa rutina diaria no podría jugar. En Inglaterra nunca supieron por qué se lesionaba y nunca hizo un trabajo de prevención.

Si mañana debuta, el público descubrirá la clase de jugador que el club alberga en la recámara. Porque Woodgate es, ante todo, una figura política. En los despachos de Chamartín no se valora tanto su desplazamiento de balón y su poderoso juego aéreo como su potencial estratégico. Woody es, con 25 años, el hombre en el que Florentino Pérez ha puesto sus esperanzas, primero, para poder prescindir de Samuel, y, a partir de enero, para desanimar a Helguera a la hora de renovar su contrato. Al presidente nunca le interesó cultivar mitos en el vestuario. Con Helguera puede ocurrir como con Hierro y Redondo: se le ofrecerá una salida limpia y rápida. Siempre y cuando, claro está, Woodgate deje de ser lo que Arrigo Sacchi confesó a algunos jugadores hace un mes: "una incógnita".

Woodgate entra por Helguera en el trofeo Bernabéu.
Woodgate entra por Helguera en el trofeo Bernabéu.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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