Trabajo a turnos

El trabajo a turnos surge cuando la empresa organiza su actividad, de forma que los trabajadores prestan sus servicios en grupos sucesivos, que van alternando sus horarios, hasta cubrir la práctica totalidad de la jornada diaria. De esta manera, los trabajadores van a desempeñar sus funciones unas veces por la mañana, otras por la tarde, otras por la noche, lo que va a provocar un fuerte desgaste físico y emocional.

La organización del tiempo de trabajo es uno de los factores que más influyen en la vida del trabajador, tanto en la laboral como en la extralaboral, al condicionar no sólo los periodos de trabajo sino también el tiempo familiar y de ocio. De ahí que el sistema de trabajo por turnos vaya a tener consecuencias perjudiciales para su vida social al imposibilitarle una organización regular de su tiempo libre, impidiéndole la realización de actividades de orden personal y doméstico, desarrollo de intereses y talentos personales y una relación constante con los demás.

A los trastornos sociales hay que añadir los problemas físicos y psíquicos que provoca la alternancia horaria. Se va a producir un fuerte desequilibrio biológico, consecuencia de la constante modificación de los ciclos de actividad-descanso, lo que se traduce en alteraciones de sueño y de los hábitos alimenticios. Los efectos afectan fundamentalmente al sistema digestivo y nervioso, generando aumento de irritabilidad, ansiedad, estrés...; deterioro de la salud (úlceras...); con las consiguientes repercusiones negativas en la actividad profesional (bajo rendimiento, acumulación de errores, mal ambiente laboral...).

Las recomendaciones que suelen realizarse para aminorar las consecuencias negativas del trabajo a turnos (especialmente cuando abarca periodos nocturnos) pasan por respetar al máximo el ciclo de sueño, facilitar que las comidas puedan realizarse de forma equilibrada y con tiempo suficiente, aumentar el número de los periodos en los que se puede dormir por la noche, establecer ciclos cortos en cada turno...

Es importante fijar con suficiente antelación el calendario de organización de los turnos, permitiendo la intervención del trabajador, a fin de conocer sus preferencias y prioridades.