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Lo que traerá el nuevo Gobierno

Los diferentes escenarios que pueden surgir de las elecciones de hoy marcarán el curso de la economía alemana. Un Gobierno de coalición de la Democracia Cristiana con los liberales del FDP tomaría las riendas de las reformas económicas que ya comenzó el actual Ejecutivo, que considera acertadas pero insuficientes, y las continuaría con la tranquilidad de tener la mayoría en el Bundesrat, cámara de representación territorial, donde fueron obstaculizadas muchas de las reformas aprobadas por Schröder en el Bundestag (Parlamento) y otras quedaron desfiguradas. La candidata democristiana, Angela Merkel, sólo tendrá que ponerse de acuerdo con su propio partido, con los bávaros de la CSU y con los liberales. No es tarea fácil.

¿Pero qué pasa si a Merkel no le dan los votos para gobernar con los liberales? La posibilidad de una gran coalición con los socialdemócratas tiene gran aceptación en la población pero la industria y las finanzas no quieren ni oír hablar de ella. En ese caso, Schröder se retiraría y Merkel no sólo tendría que ponerse de acuerdo con su partido, que ya es difícil, sino con un SPD cuya ala izquierda ya protagonizó una rebelión contra las reformas económicas en la pasada legislatura. Los empresarios temen que un Gobierno así carecería de margen de maniobra y eternizaría un impasse político que no ayudaría nada a la economía.

Pero el verdadero fantasma de los poderes económicos es un posible Gobierno de Schröder con sus actuales socios de coalición, Los Verdes, y con el Partido de Izquierda. Schröder jura que la opción de colaborar con el Partido de Izquierda no entra en sus planes, pero podría ser su única posibilidad de mantenerse en la Cancillería y los conservadores aseguran que, si puede, lo hará. En ese caso, el ánimo reformista de Schröder se vería frenado no sólo por el ala izquierda de la socialdemocracia y Los Verdes, sino por el nuevo socio, que podría superar en votos a estos últimos. Un Gobierno así seguiría teniendo en el Bundesrat un muro que bloquearía todas sus iniciativas. Serían cuatro años de práctica inactividad legislativa.

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