Regateo con arte
Más de un centenar de artistas exponen sus cuadros junto al Reina Sofía y los venden a precios asequibles
Acuarelas en seda, pigmentos naturales y mármoles en lienzos, abstracciones sobre pergaminos, escenas cotidianas sobre sábanas previamente estampadas, paisajes fruto de la meditación zen... Todas las técnicas de pinturas posibles y el tema y estilo que sea. Éste es el mercado que junta a más de 130 artistas desde el jueves y hasta la noche de hoy domingo junto al Museo de Arte Moderno Reina Sofía, a sólo unos pasos del paseo de Recoletos y muy próximo a los más importantes museos de la ciudad.
El final del verano invita a disfrutar de la pintura y el dibujo, y si, además, se paga un poco de dinero uno se puede llevar a casa unos de esos instantes de arte de estos 130 pintores, lo que resulta mejor que mejor para cada expositor y para el comprador.
Eso es al menos lo que pretende la V Feria de Otoño de Dibujo y Pintura Catalana en Madrid (Fedipica), que ha reunido esta vez a un nutrido mercadillo de artistas y que ha cambiado por unos días la fisonomía habitual de la plaza de Sánchez Bustillo, frente a la entrada principal de uno de los museos más importantes de la ciudad de Madrid.
Bajo las sencillas carpitas blancas individuales de seis metros cuadrados, es la variedad temática y de técnicas lo que impera en esta peculiar feria de arte en el centro de la capital.
Una plaza convertida en lonja del arte con pintores llegados desde muchos puntos de España, la mayoría de ellos desde Cataluña, por estar organizada la feria por Círculo Catalán, y que está recibiendo numerosa afluencia de público.
Pintores que viven de su arte y a los que la feria supone un excelente escaparate para dar a conocer su obra artística y la posibilidad de vender algún cuadro.
Un ejemplo muy claro es de Claudio Mambi, natural de Angola, que muestra orgulloso a la entrada de su puesto de arte los recortes de prensa que ha suscitado su peculiar pintura. El continente africano es su obra en esencia, sombras de mujeres esbeltas sobre fondos de tierra y fuego. Dice que estos días ha vendido "pequeñas cosas", pero rechaza entrar en más detalles sobre ello. Mambi tiene su taller en Lavapiés, así que la feria le pilla cerca.
La mayoría de los artistas se queja de que la venta, sin embargo, es escasa, a pesar de que pueden verse cuadros desde solamente 10 o 20 euros. "Yo creo que algo venderán", dice Mambi, "pues por aquí pasa gente con cuadros en la mano, no los estarán robando".
La actriz Pilar Ordóñez, que como pintora firma Ordo, muestra sus cuadros esotéricos, con seres de luz y arcos iris fluorescentes. No ha vendido ninguno, pero presume orgullosa de haber sido la diseñadora del célebre No a la guerra ensangrentado que se hizo logo famoso en las manifestaciones contra la participación de España en la invasión de Irak y que empezaron a exhibir los actores en la entrega de los Goya de 2003.
Pintura urbana
Los coches y aparcamientos que ilustran la muy urbana pintura de Javier Sanz, las acuarelas sobre seda de Lucía Álvarez Lozano (LAL), los pigmentos de Carolina Jarque, los manteles y sábanas que sirven de fondo a los dibujos de Juan Ruiz Ibáñez o las marinas y paisajes desérticos de Vincenç Curti, además de la detallista hiperrealidad del Señor Rafael, y la más moderna de su hijo, con la carpa a su lado, configuran un paisaje de artistas peculiar que estos días se han encontrado en Madrid y han trasegado opiniones, gustos y técnicas.
Las ráfagas del viento y la lluvia de la madrugada del sábado deslucieron ayer algunos puestos, que al caer la tarde ya estaban reparados.
Hoy concluyen estos cuatro días de arte, donde el mercadeo ha llevado al regateo. Aunque los pintores se empeñan en poner precios fijos e inamovibles a sus cuadros, es inevitable que el posible comprador establezca con ellos cualquier negociación para conseguir la rebaja que le permita llevar una obra de arte a su casa.
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