"La incertidumbre provoca dolor en las víctimas"
Maite Pagazaurtundua tiene 40 años y es militante socialista desde hace 20. El 8 de febrero de 2003, un terrorista de ETA, que aún no ha sido detenido, mató a su hermano Joseba, sargento mayor de la Policía Local de Andoain (Guipúzcoa) y activista de la plataforma ciudadana ¡Basta Ya! Ella también está amenazada y vive con escolta desde hace cinco años. Su hija pequeña tiene cuatro. Hace sólo unas semanas fue nombrada presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.
Pregunta. ¿Cuál es su trabajo en un momento de tantas incertidumbres?
Respuesta. En principio no debería ser demasiado público. Sin embargo, las circunstancias nos están colocando ahí: hay un ambiente de muchos rumores, especulaciones, conjeturas; de muchas conflictólogos aficionados que hablan sin tener demasiada idea. Mi función incluye reclamar respeto profundo para las víctimas, tanto al Gobierno como a la oposición. Y unidad. Sólo estando unidos somos realmente fuertes frente a los terroristas. También hay que reivindicar transparencia. Que cesen tantos rumores interesados que no nos fortalecen. Hay que vencer a los terroristas, pero estamos más pendientes de las peleas cainitas.
"Sinceramente, no creo que ni el PP ni el PSOE estén dando la talla"
"Si se trataba de negociar, ¿para qué hemos estado esperando 40 años?"
"Tememos que nos consideren molestos y nos quieran acallar"
"No se puede ser generoso con ETA antes de que deje las armas"
P. Y este periodo de incertidumbre, ¿cómo lo vive una víctima?
R. Con desasosiego y dolor. Escuchar las noticias por la mañana trae dolor. La incertidumbre acerca de cuál va a ser el comportamiento del Gobierno con el mundo de ETA genera mucha inquietud. Se está hablando de presos en la calle, de acercamiento a cárceles vascas. Se corre el peligro de caer en una cierta equidistancia que entierre parte de lo que hemos ido aprendiendo. El gobierno no puede disponer de todo.
P. A qué se refiere...
R. Pues que existen límites legales. La amnistía no está contemplada legalmente como posibilidad hoy en día. Y las reinserciones individuales están tasadas. No se puede disponer de ellas alegremente. Y, sin embargo, en la opinión pública se habla de todo ello, y eso es muy duro...
P. Pero el Gobierno no ha dicho que eso esté en sus planes.
R. No, pero existe un fenómeno de especulación basado en los presuntos contactos entre políticos cercanos a la presidencia del Gobierno y ETA. La articulación no es la que nos hubiéramos imaginado jamás ante una posible derrota de ETA. Está siendo muy doloroso.
P. Se percibe un ambiente contradictorio. Por una parte, la gente corriente siente una cierta alegría, una esperanza de que ETA toque a su fin. Pero las víctimas, que son las que han sufrido más, parecen enfadadas.
R. Más que enfado, puede ser preocupación y hasta temor porque no sabemos lo que hay detrás. Y eso genera inquietud en algunos casos y malestar en otros. No sabemos qué pintamos en los planes que pueda tener el Gobierno.
P. Y qué tienen que "pintar" las víctimas...
R. Tienen que tener un espacio para exigir justicia y no impunidad. Nosotros hemos contestado de forma democrática, no nos hemos tomado la justicia por nuestra mano, no hemos pedido pena de muerte ni venganza; sólo justicia... Y ahora tenemos derecho a exigir calidad en la democracia. No podemos hacer el trabajo de los políticos, pero sí exigir que no haya trapacerías. Que por conseguir la paz no se dejen flecos que puedan ser muy perjudiciales para la sociedad vasca.
P. ¿Hasta dónde cree usted que se puede ceder con tal de conseguir la paz?
R. ¿Ceder...? A ETA sólo se le puede derrotar. Otra cosa es que el Estado pueda ser generoso, pero si hablamos de ceder estamos convirtiendo en eficaz el terrorismo y eso no lo podemos permitir. Si no, ¿para qué hemos estado 40 años aguantando democráticamente? Si se trataba de negociar, ¿para qué teníamos que esperar tanto tiempo? Es equivocado plantearlo de esa manera. Lo de ceder puede parecer humanitario, pero lo que alienta es la bestialidad.
P. Qué exigiría como condición indispensable para un proceso de paz...
R. El texto que se aprobó en el Parlamento hablaba de que ETA abandonaba las armas definitivamente, y que a partir de ahí se hablaba de su disolución. Eso tiene toda la lógica. Otra cosa no. Si le damos la oportunidad de volver a la política sin que haya aceptado la derrota, pues lo mismo no lo deja. No se puede ser generoso antes de que deje las armas. Tiene que asumir que ha perdido porque con la violencia no se puede hacer frente a la democracia. Si no lo asumen, es que no están maduros para ese fin. Lo que no se puede tolerar es que quieran aparecer como héroes. Que quieran expresar que la muerte, el asesinato o la extorsión han valido la pena.
P. ¿Cree que existe el peligro de que el Gobierno se rinda?
R. ¡Un Gobierno no se puede rendir! Las fuerzas son muy desiguales afortunadamente.
P. Pues lo dice la AVT.
R. Tal vez se puede llegar a tener la tentación de alcanzar una especie de tablas teóricas, simbólicas. Y eso no puede ser.
P. ¿Cree que es el momento adecuado de convocar manifestaciones dando por hecho que el Gobierno se está rindiendo?
R. Yo estoy obligada por mi cargo a respetar las iniciativas de las asociaciones. Nosotros no ponemos nota. Yo ahora mismo sólo pediría transparencia y claridad, juego limpio y respeto.
P. ¿A quién?
R. Al Gobierno y a la oposición. Cualquier planteamiento de fin del terrorismo no funcionaría sin PP y PSOE juntos, se reventaría el país.
P. Pero esa unidad brilla por su ausencia en las víctimas. ¿No cree que ese espectáculo de división les perjudica?
R. El momento es muy, muy difícil. La irrupción en España de una nueva forma de terrorismo generó algunos desencuentros muy profundos. Todas las víctimas del fanatismo tienen en común que cualquiera puede ser víctima, pero el modus operandi del Al Qaeda y de ETA no es el mismo. El terrorismo de ETA tiene la particularidad de que una parte de la sociedad vasca lo apoya, y otra parte mira hacia otro lado por miedo.
P. El PP acusa al PSOE de haber renunciado a la lucha contra ETA. ¿Hay datos?
R. No lo sé, sinceramente no lo sé. El ministro del Interior dice que no abandona la lucha contra ETA, y yo creo que dice la verdad. Pero luego hay declaraciones bastante extrañas de algunos líderes del PSE. Yo soy militante socialista, ¿cómo voy a pensar que mi partido ha hecho eso? Sí me da miedo de que el partido se emborrache en ese proceso y pueda alterar en parte algunos de los principios que ha defendido con enorme eficacia y rigor durante tantos años en el País Vasco, incluso cuando no lo hacía nadie más.
P. Usted es socialista, pero también es hermana de un asesinado. Está amenazada. De qué manera la sumerge en estos momentos en una situación...
R. ¿...de lealtades contradictorias? No lo son. La prelación la tengo muy clara. Como ciudadana y como persona lo primero es la pelea por la libertad. La reivindicación de las víctimas es prioritaria. Mis afinidades de partido son ahora secundarias.
P. A veces puede dar la impresión de estar más cerca de Rajoy que de Zapatero.
R. No, soy muy crítica en general con cómo se está articulando esto. Tanto por parte del Gobierno como de la oposición. Porque no son capaces de ponerse de acuerdo en la táctica que es fundamental para derrotar a ETA. No me parece que estén dando la talla. Sinceramente. Y no estoy más cercana a Rajoy que a Zapatero. Creo que se autoengañan y que están persuadidos de que cada uno de ellos está haciéndolo bien y que el contrario no. Respeto que el Gobierno tiene que actuar, porque para eso es Gobierno y para eso ha ganado unas elecciones, pero creo que no es satisfactorio el que no sea capaz de llevar adelante esto junto al PP. Y me resulta frustrante y creo que es un fracaso de la oposición el tono y la forma de argumentar las críticas. Hemos conocido otras modalidades de juego político. Ésta es muy cerril.
P. ¿Hay que preparar a las víctimas ante lo que viene?
R. Tememos que nos puedan considerar molestos y se nos quiera acallar la voz diciendo que como estamos afectados no estamos legitimados para hablar. Esas cosas que dicen los nacionalistas siempre, tenemos miedo de que se puedan expandir.
P. ¿Es verdad que uno se radicaliza cuándo se convierte en víctima...?
R. El término radical puede tener muchos significados. Si hablamos de una radical exigencia de compromiso, pues sí, lógicamente. Ser radical es ser ciudadano mucho más consciente.
P. Irá a la manifestación si se convoca...
R. No lo sé. Como presidenta de la fundación tengo que ser muy prudente. Tendría que pulsar primero cuál es el sentir de todo el colectivo.
P. ¿Cómo cree que reaccionarán familias como la suya si llega el día que ETA deja las armas?
R. Depende. Puede ser un sueño o una pesadilla. Será un sueño si ETA deja las armas porque la hemos derrotado, policialmente, socialmente, y sobre todo si hemos derrotado la semilla del fanatismo. Si no, pueden decir que les ha valido la pena. Pero si la sociedad decide perder la memoria, hacer una especie de revisionismo, hablar de dos partes y de la buena voluntad de las dos partes, categorizar de la misma manera a las víctimas y a los victimarios en el sufrimiento... Si es así será la peor de las pesadillas.
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