Justicia divina

Existe un concepto para los creyentes llamado justicia divina. Yo confieso que hoy soy más creyente que ayer, voy camino de la conversión, porque lo que el viento hizo ayer por mí no tiene otro nombre, eso es justicia divina. El Dios Eolo o alguno de sus descendientes debe habitar por algún sitio de las alturas, tal y como ayer lo demostró. Y al parecer ayer se acordó de mí. Menos mal.

El viento se alió conmigo en el recorrido soplando en todo momento con componente norte, esto es, de costado pero favorable en la primera parte de la etapa, y totalmente favorable en la segunda mitad. No tengo palabras para agradecerlo. Prefiero no imaginarme que hubiese ocurrido si hubiese sido justo al contrario, pues más vale no hacer ejercicios masoquistas de imaginación.

Por supuesto que no fui yo el único beneficiado de esta alianza con los dioses. Yo creo que prácticamente todos lo agradecimos. Y eso por no decir todos más que nada por miedo a generalizar, pues siempre tiene que haber alguien nadando contracorriente.

Más tarde, al teminar la etapa, un periodista me preguntó por lo mejor de la Vuelta. Lo mejor de la Vuelta es que termina mañana [por hoy], le dije con total sinceridad. Y así marché para el hotel, descontando horas mentalmente, menos de 24. Poco después, en el masaje, veía la retransmisión de la etapa. Victoria por milésimas para Ruben Plaza sobre Heras. Le entrevistan entonces al bueno de Rubén y le preguntan: "¿estarás contento con lo logrado, el sexto puesto en la general y ésta victoria de prestigio, no?". Y contesta él socarrón, pues sí, evidentemente, pero más contento estoy porque esto se termina mañana [por hoy], que ya hay ganas de descansar.

Entonces he pensado que en eso nadie nada contracorriente, que por fín en algo hay consenso (mira que es difícil y eso que la palabra está de moda), y es que hoy todos estamos contentos de que esto termine.

Pedro Horrillo es corredor del Rabobank.