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MI AVENTURA | ESCAPADAS
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Esencias de la India

SE HABLA de la India como el país de los contrastes: la gran riqueza junto a la gran pobreza. Pero en realidad la pobreza lo inunda todo, te cubre, te ahoga. El contraste está entre la inmensa belleza de la arquitectura de sus templos, palacios y fortalezas, y la miseria más absoluta de calles, casas y barrios. Entre la gran espiritualidad y la basura sobre la que hay que caminar. Viajamos los occidentales por la India en una burbuja a la que nos asomamos. Vamos con nuestra propia agua, con nuestra comida, creamos en torno nuestro una atmósfera inmune a los insectos y cubrimos nuestra nariz con pañuelos aromáticos que evitan olores inhabituales. No queremos sentir el país ni apreciar sus esencias que nos ayudarían a conocer y comprender la India.

Recorría, acompañado de mi hijo Pablo, las calles de Benarés en un rickshaw, un carrito arrastrado por una bicicleta, el único transporte posible por unas calles atestadas de vacas, monos, caminantes, bicicletas y motos. Íbamos camino de los ghats del Ganges, las escalinatas donde la gente se lava, bebe el agua del río, reza, pide limosna, muere y es incinerada. Nuestro transportista, un indio menudo, tenía que salvar no sólo los grandes obstáculos del tráfico, sino un sinfín de socavones, basura y excrementos de vacas. Lo que nos rodeaba era la auténtica India, sin contrastes, plena de sensualidad, olores acres, colores luminosos y ruidos infinitos. Allí, la espiritualidad es el único motor posible, y la basura, los animales que comparten sus calles y su miseria pierden importancia. De este modo la vida florece exultante en ese entorno tan hostil, ante los ojos atónitos de los occidentales.

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