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Reportaje:Campeonato del Mundo de Motociclismo | Gran Premio de Japón

Rossi rebosa historia

El italiano puede convertirse mañana en el piloto que se proclama campeón con más antelación

Oriol Puigdemont

La leyenda que dibuja Valentino Rossi subido a su moto se engrandece carrera a carrera. La enésima prueba de ello puede darse mañana en Japón. Allí, Il dottore puede coronarse, por séptima vez, campeón del mundo de motociclismo cuando aún faltan cinco pruebas para acabar el Mundial. A tenor de sus actuaciones en lo que va de año [nueve triunfos, un segundo puesto y un tercero], el piloto de Tavullia debe tener preparado ya su habitual numerito para festejar el alirón en el país del sol naciente, un lugar que, como ha declarado muchas veces, no invita a grandes celebraciones.

A día de hoy, el italiano lidera la clasificación general de MotoGP con 261 puntos y la diferencia respecto a Max Biaggi, segundo clasificado, alcanza los 132 puntos, la más amplia exhibida nunca por un piloto a estas alturas del curso. Los puntos que acumula Rossi superan incluso a la suma (252) de los que Biaggi (129) y Melandri (126), el tercero, han logrado hasta ahora. En Motegi, a Rossi le basta ser segundo para seguir haciendo historia.

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De lograr su quinto cetro de la máxima categoría mundialista, Vale alzaría el trofeo a falta de cinco pruebas para el cierre del campeonato y, de este modo, desbancaría a Mick Doohan como el piloto en proclamarse campeón con más antelación. La antológica actuación del australiano en 1997 le sirvió para cantar el alirón en Inglaterra, cuatro carreras antes de la conclusión del campeonato. Ni el mítico Giacomo Agostini [ocho títulos en 500 cc] pudo hacerlo con la premura de Valentino. En la época en la que Agostini se aupaba a su MV Augusta, el sistema de puntuación era muy distinto del actual y, a pesar de que llegó a ganar en todas las carreras de una temporada, nunca pudo proclamarse campeón con tanta antelación como Valentino.

Pero Rossi está acostumbrado a batir registros. Es el único piloto de la máxima categoría que, por cinco veces, ha conseguido nueve victorias en una misma temporada. Rossi suma este año nueve triunfos, y ha igualado el récord, que él mismo logró en 2004, de victorias de un piloto de Yamaha. Además, si Rossi se impone en las seis carreras que faltan, habrá ganado en 15 grandes premios y superará las 12 victorias conseguidas en 1997 por Doohan, cifra que marca el récord absoluto en una mismo curso.

Rossi valorará de forma especial su séptimo título. Le sobran razones para ello: se proclamará campeón con Yamaha el año que la marca de los diapasones celebra sus bodas de oro. Y lo hará en un circuito propiedad de Honda, la firma con la que acabó peleado tras cuatro años de triunfos. Pero Honda optó por ningunearle (le dijeron que era más importante la moto que el piloto) y Rossi se ha vengado. Obcecados en reivindicar la autoría de los títulos mundiales del número 46, en Honda le dejaron marchar. Convencidos de que la clave del éxito residía en la máquina, Rossi les demostró a los japoneses que, en el motociclismo, la pericia de quien batalla con los 250 caballos que atesoran las entrañas de estas máquinas es lo que marca las diferencias. El trabajo que ha llevado a cabo el hexacampeón con Yamaha ha sido frenético. Se subió a una moto que no veía ni el podio y, junto al equipo que le robó a la competencia de su etapa en Honda, transformó la máquina en lo que es ahora: imbatible.

Reza el proverbio que la venganza se sirve fría. Rossi ya sirvió el primer plato el año pasado en Sudáfrica. El segundo, al término del año, cuando se proclamó campeón y devolvió, doce años después del triunfo de Wayne Rainey, el título a Yamaha. Digeridos por los máximos responsables de Honda el primer y el segundo plato servidos por Rossi, el italiano, de 26 años, con alma y maneras de chiquillo, se dispone a ofrecer mañana el postre.

Rossi ha hecho tanta historia subido a una moto que ahora se entretiene flirteando con la F-1. Bernie Ecclesone arde en deseos de tenerle en su circo consciente de que, cuando Schumacher se retire, la competición perderá glamour. Pero la organización del Mundial de Motociclismo no le quiere perder. Todos, menos Honda, quieren a Rossi.

Rossi, en un entrenamiento para el Gran Premio de Japón.
Rossi, en un entrenamiento para el Gran Premio de Japón.AP

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