Gravesen tampoco es Makelele
Luxemburgo descarta al danés para ejercer de medio defensivo, un puesto 'maldito' en el Madrid
Thomas Gravesen se fue de vacaciones a Las Vegas. A sus 29 años, en la cúspide de su juventud, seis meses después de haber fichado por el Real Madrid y con el carnet de titular en el bolsillo, nada parecía amenazar su felicidad. Decidido a concederse un buen descanso, se encaminó a Nevada con su grupo de amigos. Al regresar a España le esperaba una pretemporada exigente. Él no lo supo. Pero el equipo técnico de Vanderlei Luxemburgo detectó que su nivel de ácido láctico no estaba al nivel atlético exigido. Según sus criterios, el danés daba síntomas de no poder alcanzar la resistencia y la velocidad que exhibió la temporada pasada. Ahí empezaron las primeras dudas del entrenador. Ayer, después de tres malos partidos, contra el Cádiz, el Celta y el Lyón, parecieron confirmarse: Gravesen se quedó apartado, entrenándose con los orillados, como Guti, mientras su lugar en el ensayo principal lo ocupaba Pablo García.
El club lleva gastados 70 millones en volantes, y ninguno ha llegado al nivel de Guti
Si el experimento se lleva a efecto en el partido de mañana, frente al Espanyol en Barcelona, Gravesen se convertirá en el primer sacrificado de la crisis de arranque de temporada. Él lo intuyó cuando fue sustituido por Guti en Lyón. Cuando vio que su compañero en el medio centro, Pablo García, permanecía en el campo. Entonces vislumbró que le esperaba una estación en la recámara.
"Si el entrenador me manda al banquillo no haré preguntas", dijo hace unos días el jugador, apesadumbrado por el bajo nivel futbolístico. "Estoy jugando muy mal; pero también se ha exagerado. No creo que el equipo ahora necesite muchos cambios, sólo uno o dos".
La decisión de quitar a Gravesen del equipo titular descubre un problema de fondo en la configuración de la plantilla del Madrid. Por más que la dirección deportiva del club se agita con nuevos y sonoros nombres (Sacchi, Butragueño...), el equipo sigue sin encontrar sustituto a Makelele. Tres veranos después de la venta del francés al Chelsea, es evidente que aquel anuncio oficial, diciendo que el relevo era tan sencillo como subir a Borja del filial, era un error.
El Madrid lleva gastados cerca de 70 millones de euros en cuatro volantes o asimilados: Beckham (35 millones), Pablo García (seis), Gravesen (3,5) y Baptista (24). Hasta ahora ninguno ha ofrecido las condiciones que tenía Makelele para robar balones y equilibrar el medio campo. , lo más paradójico: ninguno de los cuatro ha llegado al nivel de quite que demostró Guti (un media punta natural) en los primeros meses del curso pasado. Ahora Luxemburgo pretende reformar a Baptista para ese rol. Pero de momento todos son proyectos.
Gravesen, precisamente, se estableció en el equipo con cierto éxito en los días posteriores a su fichaje. El Madrid lo contrató en enero, poco después de presentar a Luxemburgo. La primera decisión importante que tomó el entrenador fue hacerlo jugar contra el Atlético en el Calderón. Con Guti enfermo, aquejado de una gastroenteritis según el parte oficial, el entrenador no dudó en echar mano del danés para dejar permanentemente fuera del once al canterano. En realidad, a Luxemburgo Guti nunca le pareció un jugador convincente. Prefirió a Gravesen, que jugó 17 partidos de 21 posibles. Y nunca se quedó fuera por decisión técnica. Hasta ayer.
Contra el Espanyol, el Madrid prepara un centro del campo en el que Pablo García hará lo que mejor sabe: colocarse por delante de la defensa y oficiar de ancla. Según el entrenamiento de ayer, Garía jugará de medio centro, con Beckham y Baptista más adelantados y más abiertos. Por arriba se moverán Robinho y Raúl, cayendo a los costados, y en la punta estará Ronaldo.
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