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Reportaje:

La Vuelta se prepara para sobrevivir

La gran ventaja de Heras y la fortaleza de su equipo anuncian una semana sin emoción

Carlos Arribas

Manolo Saiz declaró ayer oficialmente que la mayor satisfacción íntima que extrajo de la espectacular jornada asturiana en la que su equipo reventó la oposición de Menchov, Mancebo y de cuantos pretendían ser rivales de Heras fue la que le produjo haber salvado la Vuelta. "La Vuelta estaba en entredicho", dijo el director del Liberty. "Y me alegra haber contribuido a que retornara la comunión entre los aficionados y este deporte tan hermoso y espectacular". Mientras tanto, la Vuelta, ya salvada, se prepara para sobrevivir.

La carrera afronta la última semana con Heras, líder del equipo más fuerte y ganador de las dos últimas ediciones, y también de la del año 2000, situado en el liderato con 4m 30s sobre el segundo, un ruso llamado Denis Menchov, que corre sin un equipo fuerte -al Rabobank le quedan en carrera cuatro ciclistas más Menchov- y que ayer, en el masaje, se quejaba de que el frío y los nervios de Pajares le habían dejado la rodilla para el arrastre. Así que ayer, en vez de inflamarse con una previa sobre los infinitos peligros de los abanicos entre León y Valladolid, jornada de hoy, o de las posibles emboscadas que acechan al pelotón en las jornadas de las sierras abulense -el jueves- y segoviana -el viernes-, el pelotón se dedicó o bien a revivir el infernal descenso de la Colladiella -y el ascenso, en el que Pakito Mancebo perdió contacto con los mejores, lo que aisló aún más a Menchov-, o a comentar el fichaje del espectacular Óscar Pereiro, el Virenque gallego, por el Baleares de Echávarri y Unzue, quienes también sueñan con recuperar para el equipo al gran Rubén Plaza, séptimo en la general y único de los 24 primeros que ha nacido en la década de los 80, o también, ya que el mundo del ciclismo es un mundo global, a hablar de la Vuelta a Polonia.

Del descenso de la Colladiella, Heras dijo que no, que nunca había pensado en su vida que se iba a hacer grande bajando, él, un escalador; que sí, que era la vez que más se había arriesgado en un descenso, aunque más miedo pasó en la resbaladiza Cobertoria en 1999, camino del Angliru, y que en efecto, que ha sido la victoria más bonita de su carrera, aunque, en realidad, quiso precisar, él sólo puso la firma a un impresionante trabajo colectivo.

Del fichaje por dos años de Pereiro, Echávarri dijo que pensaba que con el gallego, al que dio libertad el Phonak, con Valverde y con Karpets ya se pueden presentar al próximo Tour pensando que han cubierto la baja de Mancebo, emigrado al Ag2r.

Y de la Vuelta a Polonia, prueba de una semana incluida en el calendario del UCI ProTour, se habló por motivos anecdóticos. El primero fue el miedo a volar en un pequeño avión que debían coger en Bilbao, el domingo por la tarde, los miembros del Baleares y del Euskaltel. El miedo, iniciado cuando miraron el cielo, tormentoso, y la pequeña aeronave chárter que los debía transportar, e incrementado con el recuerdo de los desastres aéreos del verano, se convirtió en pánico cuando el piloto les comentó que iba a ser un vuelo difícil, que iba a durar siete horas y que deberían parar a repostar. Ante tal panorama, los ciclistas se negaron a embarcar y partieron finalmente ayer por la mañana hacia Gdansk en otro aparato mayor. Prácticamente se tuvieron que poner el culotte en el avión porque llegaron con el tiempo justo para tomar la salida, que se debió retrasar 20 minutos para esperarlos y que se dio sin los kazajos Vinokúrov, Kasheckin, Muravyev y Fofonov, que no tenían visado.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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