Litoral sucio

"La Torre, limpia, más bonita. Hazte voluntario". Esta es la nueva campaña iniciada por la tenencia de alcaldía de Torre del Mar y, la verdad, ¡qué razón llevan! Lástima que el señor Souvirón no se haya enterado. Creo que este señor debe de tener miras más altas y, claro, un hombre así, cómo va a reparar en cosas tan nimias como es la limpieza.

No quiero ni pensar cómo sería la Torre si el señor Souvirón tuviera la imaginación, entusiasmo e ilusión del señor Rincón, promotor de esta campaña, aunque yo prefiero pensar, lo que sería la Torre si el señor Rincón gestionara toda la riqueza que genera este pueblo, porque ya se sabe que todo el problema es económico y, claro, para limpiar, como que no hay dinero. Y yo me pregunto: ¿Tan mal gestor es el señor Souvirón que ni siquiera es capaz de reinvertir un poco de dinero del que genera la Torre en adecentar? Aunque, visto así, si es falta de dinero digo yo que podría tomar medidas para, al menos, impedir que ensucien, porque entre otras muchas cosas, cientos de perros defecan a sus anchas por calles, parques y jardines, ante la mirada impertérrita de turistas y vecinos, aunque, pensándolo bien, a lo mejor al señor Souvirón eso le gusta y considera las cacas objetos ornamentales.

Visto lo visto, deduzco que este señor tiene delirios de grandeza, porque pasará a la historia de Vélez-Málaga por el tranvía que, imagino, habrá sido, entre otras, una idea orientada al turismo, para que éste disfrute de la belleza del pueblo; lo que no sabe este señor es que los usuarios del mismo observarán, expectantes, por ejemplo, cómo los setos que están en la Avenida de Andalucía, a la altura del Conjunto Europa, están sembrados de objetos depositados no identificados, lo que no llego a comprender bien es si esos objetos están siempre ahí porque no los limpian.

Deduzco que al señor Souvirón le gusta ir a la cabeza, pero de la cola, porque, afirmo que la Torre es uno de los pueblos más sucios de todo el litoral; pero, bueno, no importa, lo importante es que sea de los más. Imagino que todo el mundo tiene lo que merece, por lo que al señor Souvirón, cuando llegue su hora, deberían de erigirle un monumento en la Torre, pero debe de ser grande, muy grande; magnánimo y en un sitio céntrico, n agradecimiento a su ineptitud e incapacidad para hacer de un pueblo como Torre del Mar un sitio bello. Ahora, eso sí, a los torreños, siempre les quedará el idealismo, ilusión, entusiasmo y dedicación del señor Rincón para hacer, sin recursos, lo que el señor Souvirón no hace con ellos, que no es poco.