Rossi es el antídoto a la crisis 'roja'

La explosión de la crisis de Ferrari ha sido tan retardada y atenuada como han podido la fórmula 1 e Italia. A nadie le convenía ventilar el desplome de la escudería del cavallino rampante. Pero la realidad es palmaria. Los coches rojos, que la pasada temporada ganaron 15 de los 18 grandes premios, se plantaron en Monza con un pírrico balance anual: un único y descafeinado triunfo, el de Michael Schumacher, en el fiasco de carrera que se celebró en Indianápolis con seis coches en pista. Y algo aún peor, con la seguridad de que el bólido que arrasó en el último quinquenio se ha quedado muy atrás, sin posibilidad de ser competitivo respecto a McLaren y Renault y, en ocasiones, también con Toyota y Bar-Honda. La carrera de Monza no hizo otra cosa que evidenciar la medianía en que se ha sumido la escudería roja, que acabó con un balance paupérrimo: Michael Schumacher fue 10º y Rubens Barrichello 12º.

La crisis se dejó sentir en Monza. Sólo 60.000 espectadores acudieron a presenciar la carrera, cifra muy inferior a los 160.532 que vivieron la lucha entre Schumacher y Mika Hakkinen hace cinco años. En lugar de hurgar en la herida, se habla de la posible contratación de Valentino Rossi por parte de Ferrari. El presidente de Fiat y de la escudería de Maranello, Luca di Montezemolo, ha dado un entusiasta respaldo a tal posibilidad. Los responsables de Ferrari dicen que el seis veces campeón mundial de motociclismo ensayará con los bólidos rojos cada mes si es necesario con vistas a una eventual incorporación en 2007. El único piloto capaz de ganar siete Mundiales de motociclismo y un Mundial de fórmula 1 fue John Surtees en 1964.