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Vandellòs II se conectó ayer a la red tras casi seis meses parada

El incidente es el más importante sufrido por la industria atómica desde 1992

Los 1.087 megavatios de potencia de la central nuclear Vandellòs II (Baix Camp) vuelven a estar disponibles para la red eléctrica después de que la planta se conectara al sistema eléctrico a las 13.30 horas de ayer. El reactor del complejo atómico estaba parado desde el pasado 16 de marzo, cuando la central aprovechó una recarga de combustible para solucionar el grave problema de corrosión generalizado a lo largo de lustros en los sistemas exteriores de refrigeración y que han motivado el incidente más grave de la industria nuclear española desde 1992.

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Con este paso Vandellòs II, propiedad de Endesa e Iberdrola, da por superada la mayor crisis de su historia, que ha comportado el cese de la plana mayor de la dirección de la central y de la que no ha quedado impune el mismo Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). El órgano rector de las instalaciones atómicas ha sido censurado por el Congreso de los Diputados por la tardanza en reaccionar ante unos problemas de corrosión de las tuberías de un sistema de refrigeración de los que se tenía constancia desde el año 1993.

Pese a que en ningún momento el incidente supuso un riesgo para el entorno ni para la seguridad de la propia planta, la corrosión del sistema de refrigeración ha puesto en entredicho la forma en que se gestionan las centrales nucleares. El propio CSN aseguró en uno de los múltiples informes sobre el asunto que Vandellòs II dio prioridad a los criterios de producción energética por encima de los de seguridad, por lo que la reparación de las tuberías desgastadas por la corrosión no se afrontó, ya que suponía dejar de producir electricidad.

En agosto de 2004 -en plena temporada alta de demanda energética- la central tuvo que parar temporalmente su reactor tras advertir que las tuberías y válvulas de los sistemas de refrigeración exteriores estaban suficientemente corroídas.

Ambiente marino

La central está ubicada a pocos metros del mar, y este ambiente marino ha sido la causa de una corrosión continuada del sistema, de la que los técnicos llevaban años advirtiendo, según declaró en mayo pasado el ex gerente de la Asociación Nuclear Ascó Vandellòs (ANAV) Juan José Pérez Torrents ante la ponencia del Congreso que analizó el suceso. El propio CSN autorizó dos días después de aquel incidente la puesta en marcha del reactor.

Meses más tarde, el Consejo de Seguridad Nuclear acusó a la planta de haber ocultado información sobre un suceso que debía haber obligado a las eléctricas propietarias de Vandellòs II a reparar de inmediato esas tuberías y válvulas corroídas. La respuesta de la central a esta dura acusación fue que no dio información puesto que no la tenía, ya que esa zona de la instalación se inspeccionaba poco, y únicamente de forma visual.

La corrosión avanzó desde el interior de las tuberías hacia el exterior, por lo que, según la dirección de Vandellòs II, fue imposible detectarla hasta que fue demasiado tarde. El CSN ha vinculado esta falta de seguridad con el descenso general de inversiones de la central, tanto en cuestiones de seguridad como por lo que respecta al personal. Este descenso en inversiones es general en el resto de centrales estatales desde el año 1997. En aquella época, el Gobierno del PP, que gobernaba en España, modificó el marco legal. A partir de aquel momento, las facturas de las reparaciones de las plantas atómicas, que hasta entonces pagaba el Estado, las tuvieron que asumir las empresas propietarias de los complejos atómicos.

La central estuvo funcionando con normalidad desde agosto pasado hasta marzo, pese al conocimiento de tener los sistemas altamente corroídos. Cuando el reactor paró finalmente en marzo no fue a instancias del CSN, sino que se hizo porque estaba prevista una recarga periódica de combustible nuclear.

Durante el tiempo en que la planta ha estado parada, el CSN ha impuesto una exhaustiva lista de reparaciones técnicas que efectuar y de reformas de gestión. El pasado 12 de agosto autorizó a Vandellòs II a conectarse a la red, pero el complejo no ha podido hacerlo hasta ayer tras solucionar unos problemas en las válvulas por donde circula el vapor que las turbinas convertirán luego en electricidad.

Los grupos ecologistas Greenpeace y Ecologistas en Acción, así como Iniciativa per Catalunya, han advertido que la lista de exigencias del CSN no se ha cumplido y han pedido al consejo nuclear que reconsidere su decisión. Este organismo admite que no todas las medidas exigidas se han cumplido, pero asegura que se cumplirán en los próximos meses.

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