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Ceses y pérdidas millonarias

Durante el tiempo en que el reactor ha estado parado, ANAV, empresa que gestiona las tres nucleares catalanas operativas, ha dejado de ganar aproximadamente 700.000 euros diarios y se ha visto obligada a sustituir a su gerente, al director de Vandellòs II y al director de servicios técnicos. Varias fuentes señalan que los nuevos responsables de Vandellòs II han inculcado a los directivos la orden de trabajar más en la planta y menos en los despachos. Tres de los cuatro consejeros del CSN -los nombrados por el PSOE y el PP- pidieron en el Congreso de los Diputados la dimisión de la totalidad de la cúpula directiva de Vandellòs II, mientras que el cuarto consejero, nombrado por Convergència i Unió (CiU), apuntó como responsables a Endesa e Iberdrola por haber reducido la inversión en seguridad y personal.

El Gobierno ha anunciado el inicio de una reforma "a fondo" del CSN de la mano de Esquerra Republicana (ERC), Izquierda Verde y CiU, en la que el Ejecutivo de la Generalitat ya ha reclamado más participación de las autonomías en el control de las instalaciones nucleares.

Los grupos parlamentarios, a su vez, quieren recortar las funciones de la presidencia del CSN para subrayar el carácter colegiado del órgano y evitar las múltiples discrepancias internas que han surgido durante este incidente. La presidenta del organismo, María Teresa Estevan Bolea, remitió al Congreso un informe sobre Vandellòs II en el que minimizaba los problemas de corrosión. El documento no tenía nada que ver con el que el pleno del CSN había aprobado anteriormente, mucho más crítico.

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