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Reportaje:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de F-1 de Italia

Monza, un circuito sin respiro a más de 360 km/h

Robert Álvarez

Il cavalino rampante llega exhausto a Monza, la pista donde nació su leyenda, hace más de 50 años. Después del triunfal quinquenio de Michael Schumacher, los Ferrari se ven ahora relegados al papel de teloneros de los Renault y los McLaren. A falta de cinco pruebas para el final del campeonato, Schumi ya no tiene nada que hacer. Es la hora de Fernando Alonso y Kimi Raikkonen. La batalla se plantea a todo trapo, como nunca, como corresponde al trazado más veloz del campeonato, el situado a 16 kilómetros al noreste de Milán. Sobre el asfalto de Monza los bólidos llegan a alcanzar puntas de velocidad de más de 360 kilómetros, obtienen una media de unos 260, que supera en 40 la del resto de los circuitos, y los pilotos se pasan un 70% del tiempo pisando el acelerador a fondo.

"El circuito no ofrece ningún respiro. Es la prueba más severa de la temporada", cuenta Rémi Taffin, el ingeniero de motor del Renault R25 que pilota Alonso. La escudería del piloto español confía en la potencia de sus motores V10. Los resultados fueron satisfactorios para Renault durante los últimos ensayos que efectuaron todas las marcas en Monza. Pero, como ha sucedido durante las últimas carreras, quedó demostrado que los McLaren continúan estando un peldaño por encima. Juan Pablo Montoya fue el más rápido, el único capaz de bajar de un minuto y 20 segundos para recorrer los 5.793 metros del trazado. El piloto colombiano fue cronometrado a 372,2 kilómetros por hora en la recta principal, muy similar a la que logró hace un año en este mismo circuito y que permanece como récord absoluto de un bólido en la fórmula 1.

"No sólo es importante la potencia pura", advierte Taffin. "El motor necesita ser progresivo en las curvas lentas y en la salida de las chicanes y ser lo más progresivo posible a la hora de liberar su potencia para así permitir al piloto elegir la mejor trazada en estas secciones más lentas". El ingeniero de motores de Renault explica que las chicanes suponen una preocupación adicional. "Cuando el coche se sube a los pianos, las ruedas traseras pueden perder el contacto con la pista y eso puede provocar que el motor se pase de vueltas o dañar la transmisión cuando las ruedas vuelven a tomar contacto con la pista". La violencia de las cargas que el coche soporta también puede dañar accesorios como las bombas de aceite y agua.

El circuito de Monza es donde se han conseguido medias de velocidad más elevadas y sólo en el trazado belga de Spa Francorchamps, en el que se disputará la próxima carrera el 11 de septiembre, se han obtenido velocidades parecidas. A lo largo de los años, el trazado de Monza ha sido modificado en varias ocasiones para evitar velocidades tan altas que provocaron algunos accidentes trágicos. En 1955 el doble campeón mundial Alberto Ascari perdió la vida en este trazado pilotando un Ferrari. La curva en la que perdió la vida lleva su nombre. El 10 de septiembre de 1961 el piloto alemán Wolfgang Von Trips sufrió también en Monza otro terrible accidente que le costó la vida a él y a 14 espectadores. El 11 de septiembre de 1978, también a resultas de un accidente en la salida del Gran Premio de Italia, falleció el piloto sueco Ronnie Peterson.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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