Francy Boland, uno de los últimos músicos de 'big band'
Francy Boland, uno de los últimos genuinos músicos de big band, falleció el pasado sábado 12 de agosto en la localidad suiza de Ginebra, a los 75 años.
Nacido en Naimur, Bélgica, el 6 de noviembre de 1929, Boland comenzó su carrera como músico de jazz en el año 1949, estando el bebop en su apogeo. Su fama como pianista y trompetista ocasional creció como la espuma y muy pronto estuvo acompañando a las glorias locales, entre ellas el saxofonista Bobby Jaspar o el guitarrista René Thomas.
Trasladado a París, trabajó junto a Henri Renaud y Sadi y con el legendario Chet Baker, entre los años 1955 y 1956, durante una de las primera giras europeas del trompetista. Su pasión por las grandes orquestas de jazz, le llevó a aceptar la invitación de aquél y trasladar su residencia a Estados Unidos.
Allí, pudo compaginar su labor como pianista con la escritura de arreglos para las big bands de Count Basie, Benny Goodman y Mary Lou Williams. Al mismo tiempo, lideró un célebre octeto junto a Kenny Klook Clarke, considerado el padre de la batería de jazz moderna. El grupo llegó a grabar un disco para la compañía Blue Note, The golden eight.
De nuevo en Europa, en el año 1962 volvió a encontrarse con Clarke, quien acababa de instalarse en París. La reunión de los dos antiguos amigos dio con la que habría de ser la más célebre de todas las orquestas de jazz contemporáneo durante los años sesenta y buena parte de los setenta.
Conocida como la Kenny Clarke-Francy Boland Big Band, la formación fue un verdadero meeting point en el que coincidieron algunos de los mejores solistas de ambas orillas, como los ingleses Ronnie Scott y Tony Coe (saxos) o el alemán Albert Mangelsdorff (trombón), recientemente fallecido, y los norteamericanos expatriados Herb Geller (saxo alto) y Art Farmer (trompeta). También actuaron con la orquesta, como invitados, los saxofonistas Johnny Griffin, Eddie Lockjaw Davis, Phil Woods, Zoot Sims, Stan Getz...
A lo largo de sus 11 años de existencia, Kenny Clarke-Francy Boland Big Band, dejó para la posteridad una extensa discografía compuesta por más de treinta álbumes y un buen número de clásicos del jazz debidos al ingenio de Boland como escritor y arreglista, entre ellos Sax no end, un número de referencia grabado, entre otros, por el pianista Oscar Peterson.
Tras unos años en la oscuridad, en 1980, Boland regresó a la escena activa para colaborar junto a la cantante Sarah Vaughan. Cuatro años más tarde, fue comisionado para componer el acompañamiento musical a unos poemas escritos por el papa Juan Pablo II, para un programa de televisión.
Sus últimos años, los vivió el jazzman en Ginebra, semi-retirado de la escena y dedicado a la enseñanza. Sin embargo, nunca abandonó del todo su pasión por la escritura musical y, aunque muy espaciadamente, siguió escribiendo para la radio, el teatro y la televisión.
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