Victorino se cubre de gloria
Hacía el segundo de la tarde, marcado con el 170. Su nombre Murallón, cárdeno oscuro y con 358 kilos de corpachón. No tuvo una brillante pelea en varas pero su casta, su nobleza infinita, le hicieron merecedor, por aclamación absoluta, del indulto. El toro de todas las ferias. El colaborador con el que sueñan los artistas. Esos que hacen el avión por ambos pitones y se colocan a la salida de cada suerte. Presentado, encastado y de Victorino, como certificado de ley. Los toros soñados por los artistas no pueden escoger a su oponente.
La casta y la nobleza infinita de Murallón le cayeron en suerte o por desgracia a Juan José Padilla. Es el gaditano un experto en el toreo alegre, bullicioso, variado, galerista, de mueca fácil y de zapatilla veloz. Todas estas circunstancias resultaron contrarias para lo que solicitaba el victorino. Sencillamente, se exigía carné de artista. Padilla no lo tiene. Todo cuanto se hizo careció de hondura, quietud, arte, duende, chispa. Más bien un toma y daca de trapazos a diestras y a zocatas sin contenido. Una faena muda. Cómo fue que para calentar los tendidos recurrió al adorno fácil de sonrisa amplia. Cómo habrá visto Padilla al toro que para simular la suerte suprema una vez concedido el indulto, la hizo en la suerte contraria. ¿No era encastado, noble y a lo que se ve bravo el toro? Qué pena más grande. Ofendía ver al maestro dar la vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo que le trajeron del desolladero.
Martín / Fundi, Padilla, Encabo
Toros de Victorino Martín: bien presentados, encastados y manejables; 2º indultado, resto aplaudidos en el arrastre. El Fundi: estocada ladeada -aviso-, descabello (oreja); estocada desprendida (ovación y saludos). Juan José Padilla: indultado (vuelta con dos orejas y rabo); estocada ladeada (oreja). Luis Miguel Encabo: pinchazo, media estocada trasera -aviso-, tres descabellos (saludos); estocada caída (saludos). Plaza de Illumbe, 21 de agosto, 8ª de feria. Algo más de media entrada.
Mientras, en la soledad de los corrales Murallón, el rey de Illumbe, esperaba la llegada de los veterinarios y la de Victorino Martín, su criador, que una tarde más se ha cubierto de gloria. Sus otros cinco pupilos fueron aplaudidos de salida en varas y en el arrastre, ¿hay quién da más? Si lo hay, que venga rápido, tarde de toros hacen falta como el comer.
El Fundi dejó constancia de su torería. La experiencia y sabiduría de tan veterano maestro caló rápido en los tendidos. Magnífica su faena por ambos pitones en el que abrió festejo, aunque igual de bien en ambos, resultaron mucho más meritorias las series al natural por las dificultades que presentaba el de Victorino. Para él fue la admiración de los aficionados.
También se ganó el respeto de la afición Luis Miguel Encabo, que tuvo la desgracia de toparse con el lote más incierto del encierro. No amedrentado ante la circunstancia, a base de tesón, técnica, esfuerzo y mucha exposición, logró superar las dificultades y quedar por encima de sus contrincantes.
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