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Reportaje:FUERA DE RUTA

El paisaje puro de los Berkshires

Por los senderos boscosos de Nueva Inglaterra, entre Nueva York y Boston

Para conocer los orígenes del imperio nada mejor que viajar a Nueva Inglaterra. El resto de los Estados Unidos son, hasta cierto punto, variaciones sobre el mismo tema.

Los Berkshires, en el corazón de la puritana Nueva Inglaterra y a la misma distancia de Nueva York y de Boston, parecen una opción difícil de superar. Historia turística no les falta. Ya a mediados del siglo XIX, este condado se convirtió en una de las comarcas más apreciadas por neoyorquinos y bostonianos para ir de vacaciones. Edith Wharton (La edad de la inocencia) y Herman Melville (Moby Dick), entre otros escritores, pasaban allí los fines de semana y los veranos. Hoy en día, aunque fuera de Estados Unidos es un rincón relativamente desconocido, cualquier norteamericano los asocia con una combinación de campo, cultura y descanso.

Los Berkshires, entre los ríos Hudson y Connecticut, y en el extremo occidental de Massachusetts, se definen por las montañas y colinas boscosas de la cordillera de los Apalaches. Ésta forma el espinazo de la región, y es la que da lugar a las hoces, los barrancos, los valles y los lagos que la caracterizan. El paisaje de los Berkshires se ha comparado con el del Lake District, al noroeste de Inglaterra. Ambas son zonas montañosas y verdes, es cierto, pero ir más allá puede llamar a engaño: la luz límpida de Nueva Inglaterra no es fácil de igualar; los bosques tienen dimensiones americanas y los senderos se encuentran en un estado de mantenimiento y señalización impecable. Los de Mohawk y los Apalaches, los principales de los Berkshires, tienen orígenes diferentes.

El sendero de Mohawk, que atraviesa el norte del condado, se remonta a la ruta que empleaban los indios de las "cinco naciones" (Senecas, Oneidas, Cayugas, Tuscaroras y Onondagas) para viajar entre los valles de los ríos Connecticut y Hudson. Más tarde esta misma ruta comunicaría el territorio de los yankees, los inmigrantes de origen anglosajón que se habían asentado en Nueva Inglaterra, con el de los yonkers, los de origen holandés que se instalaron en lo que hoy es el Estado de Nueva York.

Caminos inmensos

El de los Apalaches es el sendero de gran recorrido más importante de Estados Unidos. Se hizo realidad gracias a los voluntarios que lo construyeron entre 1921 y 1937, y serpentea -ojo al dato- los 3.500 kilómetros de la cadena montañosa que recorre desde la punta de Maine hasta la sureña Georgia. Los caminantes que se lanzan a recorrerlo invierten entre cinco y seis meses en la aventura.

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Orígenes aparte, estos caminos también se distinguen por sus características. Quienes se adentran en el sendero de Mohawk atraviesan una sierra tras otra por collados que suben hasta cotas muy elevadas. El camino pasa por las villas de North Adams y de Williamstown, que representan fielmente las dos caras de los Berkshires, y también de Nueva Inglaterra.

En North Adams dominan las inmensas fábricas de hilaturas, grandes naves de ladrillos rojos y carpintería negra que atestiguan el paso de la revolución industrial. Williamstown es todo lo contrario: aquí se alzan, rodeadas de praderas impecables, las iglesias neogóticas y los pabellones palladianos de Williams College, una de las universidades más elitistas del país.

Mientras en el sendero de Mohawk alternan los valles y los puertos, el de los Apalaches se remansa paulatinamente hacia el sur del condado. En las etapas más serenas se atraviesan campos de alfalfa y de centeno, granjas centenarias y prados, y se encuentran otros senderos menores, como el que rodea el lago Benedict, dentro de la reserva forestal de Beartown. Esta reserva forestal es uno de los tres espacios naturales protegidos que atraviesa el sendero de los Apalaches.

El primero en importancia es el parque natural de Mount Greylock, donde se encuentra el pico más alto de Massachusetts (el Greylock, de 1.064 metros). La subida a esta montaña, que requiere preparación, premia con unas vistas que llegan a otros cuatro Estados: Vermont, Nueva York, Nueva Hampshire y Connecticut. Más al sur se hallan las reservas forestales de October Mountain y de Beartown, que conservan algunos de los bosques más antiguos de Nueva Inglaterra.

Los robles, arces y pinos, entreverados de castaños y hayas, forman mantos de una variedad de volúmenes y de tonos de verde que alegran y refrescan la vista. En otoño, a principios de noviembre, los bosques se convierten literalmente en paletas de pintor, con manchas de color que van desde el amarillo canario hasta el caldera, pasando por fucsias, pardos y naranjas.

Un pueblo especial

Además de las excursiones a pueblos como Stockbridge y Lenox, no conviene perderse Hancock, una antigua comunidad de shakers y uno de los primeros asentamientos de estos puritanos en Estados Unidos. Los shakers, una congregación de protestantes escindida de los cuáqueros, llegaron a las Colonias a mediados del siglo XVIII y fundaron Hancock en 1790. Se caracterizaban por adorar a Dios mediante convulsiones que llegaban a procurarles estados de beatitud mística (de ahí shakers, por el peculiar meneíllo de sus trances). También hacían voto de castidad, de manera que dependían de que nuevos fieles se incorporasen a la comunidad para que su rito sobreviviese. La de Hancock continuó activa hasta que, en 1960, los pocos ancianos que quedaban se trasladaron a la única que perdura hoy, en el Estado de Maine.

Los shakers, que también son famosos por su utilitarismo, decidieron convertir Hancock en un museo. El conjunto está formado por una veintena de edificios muy bien conservados, desde un establo-granero circular de la segunda mitad del siglo XIX que permitía a un sólo shaker dar de comer a cincuenta vacas, hasta los dormitorios y otras dependencias de estos protestantes, simétricamente dispuestos en los edificios -un lado para las mujeres y otro para los hombres-. En todos ellos llama la atención los muebles que diseñaban, de una sencillez que se ha considerado precursora del minimalismo. La finca de 500 hectáreas encarnó durante algún tiempo el ideal de la comunidad autosuficiente, capaz de autoabastecerse absolutamente de todo lo que necesitaba... salvo de hombres y mujeres que continuaran allí.

- Fernando Castanedo es autor de Triunfo y muerte del general Castillo (Pre-textos, 1999).

Paisaje boscoso desde un barco por el lago en Pittsfield, Massachusetts, en la zona de los Berkshires.
Paisaje boscoso desde un barco por el lago en Pittsfield, Massachusetts, en la zona de los Berkshires.HANAN ISACHAR

GUÍA PRÁCTICA

Prefijo telefónico- 00 1.Cómo moverse- Circulan autobuses desde los pueblos más grandes hasta Springfield (Massachusetts) y Albany (en el Estado de Nueva York), pero para llegar a Boston o a Nueva York hay que hacer transbordos pesados e ingratos. Lo más cómodo es alquilar un coche.Visitas- Hancock Shaker Village(413 443 01 88; www.hancockshakervillage.org). Abierto todos los días de 9.30 a 17.00. Adultos, 12 euros; niños, 3 euros.- Mount Greylock State Reservation (413 499 42 62). Se puede visitar desde el amanecer hasta una hora antes de la puesta de sol.Información- www.berkshires.org.- www.berkshireweb.com.- www.berkshires.com.

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