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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La austera 'Yerma, máter' de Távora

La Cuadra de Sevilla estrena en el Festival de Peralada una peculiar versión de la obra de Federico García Lorca

Margot Molina

Dice Salvador Távora que lo suyo ha sido un ejercicio de "austeridad total". El director de la compañía sevillana La Cuadra, todo un referente en la escena española más reivindicativa desde la década de los setenta, estrena Yerma, máter mañana en el Festival Castell de Peralada (Girona). Su propuesta, asegura, "es completamente lo contrario a la Yerma de Federico García Lorca que la inspira". "Cuando les conté a los herederos de García Lorca lo que pretendía hacer con la obra se quedaron encantados. Mi Yerma, al contrario que la del poeta, sí pare. Tiene una hija imaginaria que es la libertad, la misma que Lorca logra criar durante toda su carrera", explica Távora, quien ha presentado en Peralada casi todos sus montajes desde el mítico Herramientas en 1977.

"Me he recogido un poquito, me siento más íntimo. Esta Yerma es sólo para los escenarios, porque las emociones que transmite necesitan la cercanía del espectador", dice el fundador de La Cuadra, quien en esta ocasión ha abandonado el coso taurino en el que tanto se prodiga desde el éxito de su Carmen. Ópera andaluza de cornetas y tambores en 1996.

Yerma, máter, que musicalmente entrelaza el flamenco con el Réquiem de Héctor Berlioz, está protagonizada por los bailaores Lalo Tejada, quien encarna a una Yerma "que es todo sexo y todo vida", y Marco Vargas, que interpreta a Juan. El director andaluz ha dado voz, por primera vez, a los bailaores; aunque el peso del texto lo sustentarán los cantes de Manolo Vera y Ana Real. La obra, en la que intervienen una treintena de personas entre artistas y técnicos, estará en el festival de San Javier (Murcia) el 24 de agosto y en octubre se presentará en el teatro Lope de Vega de Sevilla (del 11 al 16), para pasar después por los festivales Iberoamericano de Teatro de Cádiz (18) y Madrid-Sur en Parla (29), entre otros.

"Es una obra muy sintética, menos espectacular que la mayoría de mis montajes, pero tiene un sentido muy coral", asegura el director, quien ya se basó en otro texto del poeta granadino, Bodas de sangre, para su Nana de espinas en 1982.

"Vuelvo a Lorca después de tantos años porque, en realidad, éste era un proyecto que yo tenía para 1992; pero desde entonces me lo han ido pisando. Ha ido coincidiendo con propuestas de otros creadores, entre ellos mi hija Pilar, quien lo hizo para el cine con Aitana Sánchez-Gijón e Irene Papas, y lo he ido dejando. Y la verdad es que ha estado muy bien porque me enfrento al texto mucho más maduro".

"Mi intención ha sido sintetizar a los personajes, ir a la verdad y en ese proceso me he dado cuenta de que Lorca fue más poeta que dramaturgo. Lo que he hecho ha sido destilar a Lorca a través de mi lenguaje", confiesa Távora. El director está convencido de que el poeta hizo concesiones en la obra y creó personajes secundarios por las necesidades de las compañías de teatro de la época. "Távora se ha arrinconado en Távora. La verdad es que el empleo tan descarado de maquinaria y animales que hacen algunas compañías han hecho que me avergüence un poco de mi propio lenguaje y que me recoja", analiza el creador, quien siempre ha acudido al flamenco en todas sus producciones para expresar su dolor, "no como un hecho virtuoso para embellecer al teatro".

Por supuesto, a pesar del recogimiento, Yerma, máter está escrita con la caligrafía Távora y no faltarán sobre el escenario el flamenco y sus ingenios mecánicos, todo bajo la luz de "una luna grande que da miedo".

Salvador Távora.
Salvador Távora.GARCÍA CORDERO

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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