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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El humor corrosivo de Dürrenmatt cerrará el Festival de Teatro de Mérida

No dudo de la necesidad del Estado; dudo de que nuestro Estado sea necesario. Se ha convertido en un imperio mundial y, además, en una organización que ha cometido toda clase de asesinatos, pillajes, opresiones y extorsiones contra todos los demás pueblos... Por eso he llegado yo aquí".

Son palabras que dice el último emperador romano, en una de las obras más emblemáticas del suizo Friedrich Dürrenmatt, Rómulo el Grande, una antitragedia con la que se clausurará el 51º Festival de Teatro Clásico de Mérida, del 18 al 28 de agosto.

Es una de las producciones que esta muestra ha abordado este año con el grupo Alsuroeste Teatro, con puesta en escena de Esteve Ferrer y un reparto, compuesto por 25 actores, encabezado por dos populares del cine y la televisión: Pepe Viyuela y Carmen Conesa.

El montaje vuelve a una de las obras más inteligentes e interesantes de Dürrenmatt, conocido por sus trabajos para cine y televisión, por sus novelas policiacas existencialistas y por otras obras como La visita de la vieja dama o El matrimonio del señor Mississippi.

Rómulo el Grande, texto del que se estrenó este año una puesta en escena de Carles Alfaro en el Teatro Nacional de Cataluña, fue calificado por Dürrenmatt de falsa comedia histórica. Cuenta en tono de humor, y con buenas dosis de poesía, la caída del Imperio Romano, la cual sobreviene, en parte, por la actitud de ese último emperador que, además de criar gallinas (lo único que realmente cree que es suyo), es nihilista, pasivo y paradójica y profundamente crítico con el poder.

Como en otras piezas de Dürrenmatt, en ésta también se conjugan la ironía y el absurdo con la violencia y lo grotesco. Esteve Ferrer apunta que el texto es emblemático dentro de la dramaturgia de Dürrenmatt. "Es el máximo exponente de la paradoja teatral de este autor, en la que aglutina crítica social y política, al tiempo que invita a reflexionar con la ironía como instrumento", apunta este director, que actualmente es uno de los más solicitados del panorama teatral español. Para Conesa, es una obra marcada por el cinismo y la corrosión, a lo que añade Viyuela: "Al mismo tiempo, muestra un sentido del humor tremendo y muy cruel; va a ser una gran sorpresa para el público".

Ferrer se ha encontrado que para representar la decadencia y el declive de Roma no podía existir un espacio más idóneo que el de Mérida. "Además de espectacular, es perfecto, siempre necesito un realismo y una verdad absoluta, pero en este caso el Teatro Romano me ofrece la verdad rotunda, y en lugar de ir a la contra del espacio, concibiéndolo como un teatro a la italiana, me he encontrado como si fuera una perfecta localización cinematográfica y estuviéramos en la residencia veraniega de Rómulo, un espacio decadente que él ha convertido en un gallinero y un estercolero". "A partir de ahí trato de contar la función desde la emoción y el sufrimiento que tienen los personajes, porque, eso sí, cuanto más sufran ellos, más nos vamos a reír nosotros".

Viyuela se muestra encantado con este proyecto por varias circunstancias. "Estoy totalmente seducido por el escenario, que es mágico; me seducía trabajar con Ferrer, y encima me ha conquistado profundamente este texto que no me explico cómo no se pega la gente por montarlo", dice el actor, que define la obra de profundamente inteligente. "En ella, a través del humor y de algo que parece convencional, se lanzan unos dardos tan agudos que lo que empieza siendo muy dulce se convierte en puro ácido". "Él es un idealista", dice Viyuela de Rómulo, "pero se obceca con su objetivo, y esa obsesión le lleva a decidir por otros, lo que le convierte también en un tirano".

Carmen Conesa y Pepe Viyuela, en un ensayo de <i>Rómulo el Grande.</i>
Carmen Conesa y Pepe Viyuela, en un ensayo de Rómulo el Grande.C. LÓPEZ

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