Radja: "Ir al Madrid sería como hacer la mili, pero me atrae"

A Bozidar Maljkovic, el entrenador del Real Madrid de baloncesto, no le gustan los jugadores blandos, los que se quejan por tener que entrenar un poco más, los que no viven por y para el baloncesto. A Maljkovic, más de 20 años en los banquillos más prestigiosos de Europa, le parece que ha muerto un tipo de pívot, el que se faja con dureza bajo los aros, el que no rehuye el contacto con el rival, el que aprieta los dientes para aportar intensidad en el juego, puntos, rebotes e intimidación. Alguien, recuerda Maljkovic, como Dino Radja, su pupilo en la Jugoplastika de Split, un jugador rocoso, luchador y decisivo que ya tiene 38 años y se retiró en 2003. El jugador que Maljkovic quiere fichar para el Madrid. "La llamada de Maljkovic, el mejor entrenador de Europa, me enorgulleció: jugar en el Madrid es un sueño", declaró el pívot al diario Jutarnji list. "Siempre me ha intrigado estar en alguno de los grandes de España y me he tomado tiempo para reflexionar [sobre la oferta del Madrid]", añadió el jugador, que preside el KK Split.

Radja, casado y con un hijo, se ha acostumbrado ya al traje y la corbata, a las comidas entre ejecutivos y las cenas de negocios, pero no renuncia a vestir la camiseta del Madrid. "Es cierto que no podría aguantar 40 minutos y que volver al baloncesto significaría despedirme de una vida normal. Sería como volver a hacer la mili, pero estoy sano y no habría problemas para volver al baloncesto competitivo", explicó el pívot. "Sigo indeciso por mi familia, que es lo primero. Cambiarían muchas cosas. Debo reconocer que se está hablando de grandes cantidades de dinero, pero eso ya no me impresiona".

Mientras el Madrid espera la decisión de Radja y sueña con reunir al triangulo en el que se basó la triunfadora Jugoplastika de inicios de los años 90 - "Si Radja y Maljkovic se unen en el Madrid, puede que yo también vaya", dijo Toni Kukoc la semana pasada-, todo está parado en el Madrid.