Manolo Vázquez, matador de toros

El torero Manolo Vázquez, fallecido la tarde de ayer en Sevilla, será recordado por ser el "hombre que puso el toreo de frente", que no limitó el momento inicial de sus pases con la muleta, sino que la mantuvo hasta el final, ahogando el remate del mismo. Vázquez ha muerto a los 75 años -iba a cumplir los 76 el próximo día 21 de agosto- y con esta pérdida, según explicó su hijo, "no sólo queda huérfana nuestra familia sino también la fiesta de los toros".

Integrante de una dinastía torera muy querida -sus hermanos Pepe Luis y Antonio fueron matadores, los otros dos, Rafael y Juan, novilleros-, en 1945 aparece por primera vez en público en la plaza de Carmona y en junio de 1948 torea su primera novillada con picadores en Ciudad Real.

Uno de los reconocimientos públicos más recientes fue el pasado mayo en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) en donde el veterano diestro fue nombrado Caballero Andante del Toreo y recibió también la más alta condecoración de la Denominación de Origen La Mancha, la medalla de oro, que le impuso el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Fernando López Carrasco.

En una reciente entrevista Vázquez explicaba su trayectoria en los ruedos, desde los tiempos de novillero, cuando su padre "no quería que fuese torero porque marchaba bien en los estudios, y sabía de lo duro de esta profesión", hasta su reaparición, ya con cincuenta años, cuando logró salir a hombros por la Puerta del Príncipe de La Maestranza, proeza única en la historia, ya que ningún otro torero lo ha conseguido a esa edad. Manolo Vázquez habló también de personajes íntimamente ligados a su carrera, como Marcial Lalanda, a quien consideró "mi único apoderado, ya que Pepe Rueda y Ángel Luis Bienvenida fueron más que nada amigos. Aunque es verdad que en la reaparición estuvo también Antonio Ródenas".

Marcial lo definió como "el torero puro, hondo y sin trucos. Con gracia sevillana, pero no sólo eso. No es raro que le pegaran fuerte los toros. Lo suyo ha sido cante jondo, cante grande".

El diestro tomó la alternativa de manos de Pepe Luis Vázquez en la plaza de Sevilla el 6 de octubre de 1951, con un toro de la ganadería de Domingo Ortega. En 1953 realizó su primera campaña en América, marchando a México y Perú. En México obtuvo un gran triunfo a principios de 1954 y, posteriormente, toreó también en Colombia. Los críticos señalaron la gracia e ingravidez del toreo de Manuel Vázquez, en la mejor línea de su hermano Pepe Luis.

Marcó un retorno al toreo de frente que no limita el momento inicial de sus pases con la muleta, sino que la mantiene hasta el final del pase, ahogando el remate del mismo. "Estilo alado y garboso, exento de frivolidad" y "decidido ante los toros", fueron algunas de las críticas que recibió el diestro en esta etapa.

Vázquez se retiró en 1968 en la Maestranza de Sevilla, si bien en 1981 volvió a los ruedos y dos años más tarde se despidió como matador en activo. Fue en su ciudad natal donde el diestro puso punto final a su trayectoria profesional, en un memorable mano a mano con Antoñete que le permitió salir por la Puerta del Príncipe. El torero, casado y con dos hijos, arrastraba una enfermedad que se le había visto agravada en los últimos meses, pues en los mentideros taurinos de Sevilla se hablaba que estaba muy enfermo.

Y ello se reflejaba en que su presencia se había reducido notablemente en los actos públicos. Al último que acudió fue al almuerzo a finales de junio organizado por los empresarios sevillanos en la Sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) para presentar el boceto del monumento en bronce en su honor, que estaba previsto que inaugurara él mismo este mes de septiembre.

Dicho monumento es una reproducción de una famosa foto de Manolo Vázquez citando con la muleta en la mano izquierda y de frente, obra del escultor Luis Álvarez Duarte, y que estará ubicada en los jardines del Palacio de los Maestrantes.-