_
_
_
_
Reportaje:ATLETISMO | Campeonatos del Mundo de Helsinki

Un impostor en el 800

Belal Mansoor Alí, un bahreiní que figura con 16 años en la final de hoy, tiene en realidad 25, según la prensa keniana

Carlos Arribas

No hay Mundial que se precie que no tenga su escándalo, grande o pequeño. Normalmente son escándalos ligados al dopaje, grandes broncas, rumores insidiosos, titulares que son como humo, que desaparecen de los periódicos cuando terminan los campeonatos. En Helsinki, intentos ya ha habido, pero por ahora ninguno ha cuajado.

Justo en vísperas del Mundial se supo que la policía finlandesa había detenido a un entrenador de disco en Helsinki que había convertido su casa en un almacén de anabolizantes. Afortunadamente para Finlandia, para su atletismo, para el Mundial, tal entrenador había caído en desgracia hacía unos meses y ya no pintaba nada. Primer escándalo neutralizado. El segundo escándalo, también de corta duración y menor alcance, llegó cuando unos técnicos finlandeses observaron en las catacumbas del estadio cómo los médicos checos les preparaban una infusión intravenosa de suero glucosalino a sus chavales del decatlón -el récordman mundial Roman Sebrle y Thomas Dvorak- antes justo de la carrea del 1.500, la décima prueba. Como se comprobó que el suero no tuvo como efecto diluir la orina de los atletas para despistar en el control antidopaje, como el análisis de ambos ha sido negativo y como a uno se le había visto antes que su sangre era normal, la IAAF ha dado carpetazo al caso. No hay tema tampoco ahí. Y como el único positivo anunciado hasta ahora ha sido tan poca cosa, tan exótico, una lanzadora de disco india que no pasó a la final, y tan anecdótico, los focos se han lanzado a otros rincones de sombras. Al asunto de las nacionalizaciones expréss de los paraísos petrolíferos del Golfo, por ejemplo. Focos, pero sin mucha luz, por si acaso.

La IAAF le privará próximamente del título de campeón juvenil de 1.500 metros

En las listas de salida de los 1.500 destacaba por su juventud un atleta de Bahrein, Belal Mansoor Alí, quien oficialmente no ha cumplido aún los 17 años y que llegaba a Helsinki apenas unas semanas después de proclamarse campeón del mundo juvenil de la distancia. Como ni siquiera superó la primera ronda de clasificación, su participación en el Mundial senior se convirtió en una anécdota sin más. Sin embargo, hete aquí que apenas cinco días después, el mismo Belal Mansoor Alí participa en las series de 800 metros. Y lo hace con mayor fortuna y clase. Ganó su serie en la primera ronda y en semifinales, donde corrió en la serie del español Antonio Reina, volvió a imponerse. Hoy estará en la final. Nadie le podrá privar de ese derecho. Sin embargo parece que la IAAF, a instancias de la federación keniana, sí que le podrá privar próximamente del orgullo de ser el más joven participante en el Mundial y también del título de campeón juvenil de 1.500.

La prensa africana, The East African Standard, de Nairobi (Kenia), en concreto, ya ha publicado la historia de Belal Mansoor Alí, que sólo espera ser oficializada por los dirigentes del atletismo mundial. Al parecer, en el negocio de las nacionalizaciones, aparte de mánagers europeos que proporcionan la materia prima, hay también un entrenador marroquí que quiere hacerse poderoso en Bahrein. Necesitaba medallas en su currículo. Para conseguirlas con la mayor facilidad, y aprovechando la pobreza documental de los registros civiles kenianos, tuvo la idea de restarles años a unos cuantos de los atletas que daban el paso hacia el Golfo. Así podrían participar en los Mundiales juveniles, donde arrasarían.

Y así ocurrió, siempre según la prensa de Nairobi, con Belal Alí Mansoor, quien en realidad no es otro que John Yego, atleta keniano que ya participó en las pruebas de selección para los Juegos de Sydney 2000 y quedó sexto, y fuera del equipo olímpico, en la carrera de 800 metros. Entonces tenía ya 20 años, por lo que ahora tendría 25, y no los 16 que pasea por el Mundial de Helsinki. No es consuelo, pero quizás Reina al enterarse se sienta un poco mejor consigo mismo y no se tome en serio los negros pensamientos que le asaltaron tras su eliminación, cuando avisó de que se planteaba dejar el atletismo. Por lo menos no le echó de la pista un mocoso.

Belal Mansoor Alí, a la derecha, con el dorsal 111, durante su serie clasificatoria de 800.
Belal Mansoor Alí, a la derecha, con el dorsal 111, durante su serie clasificatoria de 800.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_