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Reportaje:ATLETISMO | Campeonatos del Mundo de Helsinki

Apeados en marcha

García Bragado y Odriozola son descalificados en los 50 kilómetros, ganados por el joven debutante ruso Kirdyapkin

Carlos Arribas

A Mikel Odriozola le atacó la ansiedad. A Jesús Ángel García Bragado, un juez que, pronto, en el kilómetro 6, le dijo que levantaba los dos pies a la vez y que eso no estaba bien. Odriozola, que, antes de ver su tercera amonestación, ya marchaba perdido, había vomitado, había sucumbido, dijo que sólo le queda trabajar, trabajar y trabajar para superar sus problemas. "Por lo menos, he mejorado", apuntó el guipuzcoano; "antes, la ansiedad no me dejaba ni dormir la víspera de los grandes campeonatos y ahora ya sólo me asalta una vez comenzada la prueba". García Bragado, que tenía a tiro el bronce cuando su técnico, Josep Marín, le dijo en el 44 que ya llevaba tres amarillas, alegó que, si estuviera cara a cara con el juez del primer aviso, le diría: "Vale, ahora demuéstrame que los demás no pierden contacto [con el suelo]".

Bragado le diría al juez: "Vale, demuéstrame que los demás no han perdido contacto"

No marchaba Robert Korzeniowski, triple campeón olímpico, triple campeón mundial de la distancia, que ahora se dedica a sus negocios y a entrenar a Paquillo Fernández, ni tampoco estaba representado vicariamente el polaco por ningún pupilo, ocasión que aprovechó la marcha rusa, siempre sojuzgada por el polaco, siempre comparsa en el podio los últimos años, para tomar el poder. Lo hizo por el menos esperado, por el joven debutante Serguéi Kirdyapkin, de 24 años, quien aguantó hasta el final, con increíble técnica, un lejano ataque lanzado en el kilómetro 9. Segundo fue otro ruso, el veterano favorito Alexéi Voyevodin, y tercero, el puesto que le esperaba a García Bragado, el inesperado italiano Alex Schwazer, un chaval de 20 años.

A García Bragado, quien, de todas maneras, es consciente de que el lado técnico no es el más fuerte de su marcha, le sentó fatal la descalificación. Se sentía discriminado. "Debo de salir en uno de los vídeos en los que los jueces aprenden a distinguir las infracciones y, en cuanto me reconocen las piernas, me amonestan", decía con negro humor el madrileño; "soy como una diana de tiro al plato para ellos. He mejorado mi técnica respecto a los rusos, pero esto es lo que hay. Siempre tendré el hándicap de la técnica". Y, aparte de la sensación interna de injusticia que siente todo descalificado por la voluntad de los jueces, García Bragado, de 35 años, campeón del mundo en 1993, subcampeón en 1997 y 2001, adelantaba argumentos técnicos para demostrar que era imposible que al principio de la prueba, cuando el ritmo era de 4m 30s el kilómetro, se le apreciara que perdía contacto con el suelo: "Si en el análisis con células fotoeléctricas que me ha hecho Xavier Leiva se ve que, marchando a 4m 18s el kilómetro, me quedo suspendido 20 milésimas de segundo, a 4m 30s, me quedaré, como mucho, 15 milésimas. Imposible de apreciar para el ojo humano". Y sus agravios comparativos no terminaban ahí. "Al italiano que ha hecho bronce", añadió, "le han dado cinco o seis avisos, pero sólo uno ha subido a la pizarra y a mí los tres que me han dado han subido". De todas maneras, según Luis Saladíe, español y secretario del jurado de marcha, a García Bragado le amonestaron "no menos de seis jueces. Y la primera amonestación, la del principio, de la que tanto habla Bragado, no se convirtió en roja", dijo Saladíe; "la primera que figuró en la pizarra le llegó pasadas dos horas y cuarto de competición".

Así se cumplió el séptimo Mundial de García Bragado, el atleta español con más citas en sus piernas, que recordaba que la última vez que le habían descalificado había sido en 2002. El cuarto Mundial de Odriozola había terminado un poco antes. Casi antes de empezar. Cuando el corazón, que en los primeros kilómetros no debería pasarle de las 140 pulsaciones, se le puso a palpitar a 175, cuando llegaron los sudores fríos. "Esto sólo me pasa fuera, en las grandes competiciones", dijo Odriozola, que lleva tres años trabajando con el psicólogo Beñat Amenabar para superar los problemas; "porque en España, la verdad, no hay apenas competencia. He ganado con facilidad el campeonato nacional".

Serguéi Kirdyapkin pasa bajo unas duchas refrescantes camino del triunfo.
Serguéi Kirdyapkin pasa bajo unas duchas refrescantes camino del triunfo.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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