_
_
_
_
Buenafuente dijo | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Adolescencia, divino tesoro

La noticia: "Según un estudio, en la actualidad, la adolescencia se puede alargar hasta los 25 años".

La fecha: martes, 15 de marzo de 2005.

Hoy se ha publicado un estudio donde se afirma que, en la actualidad, la adolescencia se puede alargar hasta los 25 años. Qué listos, los científicos... Hasta ahora, sólo se habían detectado dos casos de adolescencia perpetua: Heidi y Leticia Sabater. Como se alargue mucho más la adolescencia, en vez de Al salir de clase tendrán que grabar Al salir del bingo: "Jo, tía, cómo te pasas, devuélveme la Tena Lady, ¿no?".

Según los sociólogos (que es una profesión), lo que provoca que la adolescencia se alargue es que los jóvenes ahora tienen una falta total de normas y valores. Vaya, como Aventura en África, que hoy se ha terminado y aún no sé que normas tenía.

Los chicos se compran los pantalones 14 tallas más grandes. ¿Quién es su padre? ¿Obélix?

Yo, de la adolescencia, tengo un recuerdo, ni feliz, ni no feliz... Un poco neutro. Sobre todo por culpa de los cambios físicos. Cuando sale la pelusilla del bigote. Y a los chicos también.

Los hombres siempre mentimos. Cuando nuestra chica nos dice "¿Se me ve el bigote?", siempre decimos, "no, no". Porque si le dices a una tía que se le ve el bigote... se te cae el tuyo. Además, ahora hay unas técnicas muy buenas de decoloración. Pareces el cantante de Abba, pero con pelo blanco.

A mí el pelo me salía tonto, igual que hay tíos que a mi edad ya eran tiarracos. A mí me salía barba de Geyperman, un pelo lánguido, tontorrón... Todo el día me decían: "Niño, límpiate que tienes cola-cao en los labios". Le llamábamos "frenazo de bicicleta". Ahora es distinto, en vez de cola-cao, lo que van es colocaos. Pero ése es otro tema.

Es una edad en la que haces cosas raras. Incoherentes. Las chicas, por ejemplo, ¿por qué se ponen las carpetas contra el pecho? ¿Para taparse? Pero si lo que tapan por un lado, lo enseñan por otro. Que si el ombligo, que si el tatoo encima del culo... Eso es una religión; no hay niña que no lleve un tatoo encima del culo. Le dices:

"¿Qué significa?". Y ella: "No, si no me lo veo". ¿Pues pa qué lo llevas?

Y el tanga... Te dicen: "Es que hay que normalizarlo". Y un huevo, no se puede normalizar, imposible. Te dicen: "Es que eres antiguo". Pues soy antiguo. El otro día vi a una chica con el tanga tan arriba que la misma goma del tanga la usaba de goma para el pelo.

Y los chicos igual. Los chicos se compran los pantalones 14 tallas más grandes. Parece que vayan haciendo carreras de sacos por la calle. ¿Quién es su padre? ¿Obélix?

Los pantalones les arrastran tanto que les pides fuego y, para meterse la mano en el bolsillo, se tienen que ir dos calles más abajo.

Hay que ver cómo cambia esto de la moda... Hace años te ponías el chándal para ir el domingo al Pryca a lavar el coche. Era una prenda demodé, no correcta. Ahora se ponen la chaquetita del chándal para ir a todas partes. Múnich 84. ¿Para qué? ¿Acaso estuviste en Múnich, tío? Rollo las que lleva Santi Millán, que parece que acabe de atracar un Zara.

Los profesores tienen mucho mérito por aguantar a los adolescentes. Más que alumnos son hormonas con patas. Sobre todo cuando se acerca la primavera. Las clases son un despiporre. En mi clase, éramos 40 alumnos, todo tíos. Y cuando volvíamos del patio, tíos sudaos. El ambiente estaba tan cargado, que el profesor flotaba en el aire. La fuerza de la gravedad es directamente proporcional al desodorante partido por el sobaco.

La verdad es que los adolescentes actuales no son tan diferentes de los de antes: crecen, se van de casa, se casan y tienen hijos. La única diferencia es que hoy no siempre siguen ese mismo orden.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_