Vuelve el mito de la 'Chica Chica Boom Chic'
Se cumplen cincuenta años de la muerte de Carmen Miranda. Una recopilación de su música, que saldrá a la venta en septiembre, y una biografía de Ruy Castro recuerdan su figura.
El 5 de agosto de 1955, con sólo 46 años, fallecía en su mansión de Bedford Drive 616, en Beverly Hills. La pequeña y carismática cantante era la imagen de un trópico exuberante y colorido. Paradójicamente, la estrella brasileña que brilló en Hollywood había nacido en Portugal, el 9 de febrero de 1909, en Marco de Canavezes, al norte del país. La familia Miranda da Cunha viajó a Brasil cuando Maria do Carmo era todavía un bebé.
El mito de Carmen Miranda empezó con la radio, el nuevo vehículo de comunicación de masas. Su primer éxito se produjo con la marcha Taí -35.000 ejemplares vendidos en 1930, un récord para la época-. Viajó varias veces a Buenos Aires y cuentan que una joven actriz acudía todas las noches a su camerino para colmarla de elogios. Se llamaba Eva Duarte.
El poderoso empresario estadounidense Lee Shubert la contrata y el 4 de mayo de 1939 embarca con los músicos del Bando da Lua en el transatlántico Uruguay. Una absoluta desconocida, que ni siquiera habla inglés, debuta en Broadway con Streets of Paris, obra que permanecerá un año en cartel. Canta South -ella pronunciaba Saus- American Way entre aplausos atronadores. Al teatro de la calle 44 acudieron a verla Tyrone Power, Paulette Goddard, Judy Garland, Robert Taylor, Lana Turner o la mismísima Greta Garbo. Como bien señaló un escritor, ni el mismísimo David O. Selznick disponía de presupuesto suficiente para contratarlos a todos en una de sus películas. Sus fotografías aparecen en las revistas Life, Vogue o Esquire. El escaparate de Saks, en la Quinta Avenida, se llena de turbantes, joyas multicolores y sandalias de plataforma.
No era una cantante extraordinaria, ni una gran bailarina, ni una actriz eximia, y tampoco se la consideraba especialmente bella, pero se convirtió en un mito. Su primera película en Hollywood fue Down Argentine way (Serenata tropical) y la produjo Darryl F. Zanuck. Aurora, su hermana menor, recordaba que "los directores enloquecían con sus diálogos". Catorce largometrajes: Weekend in Havana (A La Habana me voy), That Night in Rio (Una noche en Río)... Era Rosita Rivas, Carmelita Castina o Chiquita Hart cantando Chica chica boom chic o I like you very much.
En 1946 se convirtió en la artista mejor pagada de Estados Unidos. Con sus manos en la acera del Teatro Chino y su nombre en el Hollywood Boulevard. Dice su biógrafa Martha Gil-Montero que Carmen fue muy especial en un momento triste: aportó alegría, sensualidad y fantasía en plena Segunda Guerra Mundial. Y los norteamericanos la apodaron El Bombazo Brasileño. "Alteró la mojigatería de los estadounidenses", asegura el periodista Nelson Motta. Ocupó el trono de las reinas adoradas por la comunidad gay y no ha dejado de ser modelo para drag queens y disfraces de carnaval. En el cine, Mickey Rooney, Bugs Bunny, Jerry Lewis o Ted Danson se han travestido de Carmen Miranda. Andy Warhol usó su imagen, Madonna le hizo un guiño en I'm going bananas y Woody Allen la recordó en Días de radio.
El 5 de agosto de 1976 fue inaugurado en Río de Janeiro el Museo Carmen Miranda, modesto espacio de hormigón con algunos de sus turbantes espectaculares, sus zapatos de plataformas imposibles y muchas fotografías. Se anuncia para noviembre, aunque todavía con problemas de patrocinio, una exposición en el Museo de Arte Moderno y ya se ha celebrado un desfile de la colección Salinas, Carmen é fashion, creada por Jacqueline de Biase e inspirada en su vestuario. El canal Telecine Classic ha programado cinco películas -entre ellas, Copacabana, junto a Groucho Marx- y dos espectáculos la han recordado estos días en teatros de Río. Sony/BMG, propietaria del catálogo de la Victor, va a publicar en septiembre la caja A magia tropical de Carmen Miranda y se espera con avidez la biografía que firmará el siempre polémico y brillante Ruy Castro. Asegura aclarar errores de otras biografías del mito y haber descubierto datos que ni la propia familia Miranda -su hermana Aurora aún vive- conocía.
Americanizada
Carmen Miranda regresó a Río de Janeiro en 1940. La gente acudió en masa a recibirla en los muelles. Pero en el Casino de Urca, la alta sociedad la trató con frialdad. Desolada, encargó a Vicente Paiva y Luiz Peixoto la canción Disseram que voltei americanizada ("Dijeron que volví americanizada / con todo el dinero (...) y corre por ahí -que yo lo sé - el rumor / de que ya no tengo sabor, ritmo, ni nada (...) yo que nací con la samba, digo que te amo y nunca I love you").
Ary Barroso, creador de Aquarela do Brasil, entonces concejal de la ciudad, propuso sin éxito que se la nombrara ciudadana carioca. Los brasileños tenían sentimientos divididos: por un lado, el orgullo de ver a una compatriota triunfar en Estados Unidos y, por otro, la vergüenza por la visión estereotipada que representaba de su país.
Carmen Miranda, a la que Caetano Veloso definió como "nuestra caricatura y nuestra radiografía", no volvería a Brasil, tras esa experiencia, en 14 años. Y regresó sólo dos veces: para recuperarse de un colapso nervioso en 1954 y, meses después, para ser enterrada.
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