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Más de 3.000 bomberos tratan de sofocar 16 incendios en el centro y norte portugués

El país revive la pesadilla de los fuegos descontrolados por tercer año consecutivo

Más de 3.000 bomberos combatían ayer en el centro y norte de Portugal los 16 incendios que, a finales de la tarde, consumían sin control miles de hectáreas de bosque. La autopista entre Lisboa y Oporto volvió a ser cortada por cuarta vez en tres días debido a estos fuegos. Las llamas devastan grandes extensiones del corazón del país desde el pasado jueves. Sin embargo, la situación parecía ayer un poco más controlada, tras los 24 incendios de grandes dimensiones que, el viernes, quemaron más de 20 casas y obligaron a evacuar a más de cien personas.

Durante la mañana de ayer, sólo dos incendios estaban fuera de control, pero con la subida de las temperaturas la situación volvió a empeorar a lo largo de la tarde.

Por tercer año consecutivo, Portugal afronta una ola de grandes incendios sin que los bomberos tengan capacidad de respuesta. Entre enero e inicios de agosto de este año, unas 68.000 hectáreas han sido consumidas por las llamas. En 2003 y 2004, casi 600.000 hectáreas fueron también calcinadas. Y en 2003, un año considerado catastrófico porque el fuego destruyó un 5% del territorio, 20 personas murieron en los incendios.

Las temperaturas superiores a 40 grados y la sequía de los últimos meses son señaladas como las causas más directas de los incendios que se desatan cada día. Sólo el jueves, 509 focos fueron registrados por los bomberos. Pero el clima no hace más que destapar un problema más estructural: el bosque, el más importante recurso natural, está abandonado, fruto de la desestructuración del medio rural en las últimas décadas.

El 85% del bosque portugués es privado y está en manos de pequeños propietarios, que desde hace muchos años han dejado de verlo como rentable. A esto se suma una población rural envejecida, sin medios para limpiar el bosque. Bomberos, Gobierno y asociaciones ambientales y de agricultores no se cansan de exigir más cultura cívica, porque la mayoría de los incendios es resultado de conductas negligentes.

Sólo esto justifica, según un comunicado de ayer de la Liga de Protección de la Naturaleza, que en Portugal existan siete veces más incendios por 1.000 hectáreas que en España, 20 veces más que en Italia y 22 veces más que en Grecia, todos países del sur de Europa y que, como Portugal, viven situaciones de sequía y altas temperaturas.

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Sucesivos gobiernos han señalado el abandono del bosque como el origen del problema, pero no se halla remedio. En su editorial de ayer, el diario Publico lamentaba "la tragedia anual de los incendios", transformada en una especie de fatalidad, para concluir que "la gradual destrucción del bosque se ha transformado en el más evidente testigo de un país acomodado, sin nervio suficiente para enfrentar con seriedad los problemas con que se enfrenta". El Gobierno, que llegó al poder en marzo, aprobó el pasado julio una ley para crear "zonas de intervención forestal" para atajar el problema.

Habitantes de Memoria, en el centro de Portugal, observan impotentes cómo las llamas se acercan a su localidad.
Habitantes de Memoria, en el centro de Portugal, observan impotentes cómo las llamas se acercan a su localidad.EFE

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