El Atlético se engancha al efecto Bianchi

Como la mayoría de sus predecesores en el banquillo del Atlético de Madrid, Carlos Bianchi se desgañita en la banda. "¡Vamos fuertes, vamos fuertes!", le gritaba ayer a Maxi Rodríguez para que cubriese las subidas del lateral del Middlesbrough, inglés, el rival más serio de los rojiblancos en lo que va de pretemporada (1-2). Pero al contrario del resto de técnicos que entrenaron al Atlético antes que él, a Bianchi dos o tres órdenes le dan resultado.

El preparador argentino ha construido un conjunto vertical, rápido en las transiciones, vertiginoso en la búsqueda de la portería rival. Parapetado en la seguridad de Perea y Pablo, su pareja de centrales, el Atlético de Bianchi crece sujetado por el canterano Gabi y el francés Luccin en la media. Hasta allí llega el equipo con dos toques. Desde ese punto hasta el guardameta rival, un pase, como mucho dos. A la izquierda siempre espera el búlgaro Petrov, rápido, afilado y elegante en el centro. Por el centro Torres, todo potencia y profundidad. Los dos ya se compenetran a la perfección, a la espera de que Kezman encuentre su sitio por delante de Maxi, volcado a la banda derecha. Ayer, Petrov cedió a Torres para que el delantero abriese el marcador y luego trenzó hasta tres jugadas que pudieron acabar en gol. El Atlético, sin embargo, víctima del cansancio típico de la pretemporada, no acabó con el partido hasta que Antonio López marcó un gran gol de falta.

Otros amistosos: Shenzhen, 0; Barça, 9. Barakaldo, 0; Athletic, 3. Xerez, 2; Betis, 1.