Dudas y creatividad
Lo interesante y en perspectiva de futuro de estos certámenes es el modo directo en que podemos tomar el pulso a la creatividad actual y a los senderos que proponen los coreógrafos del mañana. Con sinceridad, la inventiva pura, de existir, está por los suelos. Hay calidad interpretativa y buena preparación técnica, pero en general, los estándares pueden con todos y el conjunto de lo teatral se expresa por vías trilladas o muy vistas; tanto es así, que cuando encontramos nuevos talentos en los que despunte algo de originalidad o de acusada singularidad, nos parece que se ha producido el milagro. Esto ha pasado en Burgos, especialmente con los jóvenes británicos del dúo Eunni (que obtuvo una mención), donde prima ese deseo de contracorriente que se acopla a la tendencia por su vía más ruidosa. Es también el caso de la otra mención, el danés Kaalund, el más maduro de la velada, con una banda sonora de elaboración propia en que la propuesta navega entre el gestualismo militante y la performance de estructura visual; no es que desprecie la danza, pero la minimiza por mor del impacto plástico.
IV Certamen Internacional de Coreografía Nueva York-Burgos
Not there, not yet there: Adriana Mortelliti y Corneliu Ganea (Italia-Rumania); Didenoi: Maruxa Salas (España); Sakura, Sakura: Takehiro Ueyama (Japón); Eunni: Alex Broaide (Reino Unido); Palabras sin sentido: Henrik Kaalund (Dinamarca). Carpa de la plaza de San Juan, Burgos, 29 de julio.
Lugar de honor
Takehiro Ueyama ritualiza con discreción un primer paso a dos muy evocativo desde el movimiento orgánico hacia lo musical; la gallega Maruxa Salas se sumerge en un neorromanticismo quizás demasiado ligero y pegado a ilustrar las canciones de Dulce Pontes, que carecen de peso e interés; finalmente, el lugar de honor ha sido, con justificada coherencia, para la italiana Mortelliti (que también ha diseñado un imaginativo y teatral vestuario) y el rumano Ganea, verdadera estrella masculina de la velada en lo técnico y apostura (él procede de las filas de Spoerli en la Ópera de Zúrich): sabe bailar y expresar. El paso a dos narra a la vez que emociona, pleno de connotaciones sensuales y de ideas escénicas bien imbricadas en el collage musical. Sus físicos se complementan, ella menuda y rápida, él ejerciendo de partenaire voluntarioso sobre un material coreográfico rico y dosificado.
Entre otras cosas, se pudieron palpar los abismos estéticos entre la danza moderna estadounidense y los reflejos de las manifestaciones contemporáneas europeas, para que resalten estas últimas como las más conscientes y con menos baches esteticistas. El concurso se consolida, la convocatoria de público un éxito, lo mismo que de concursantes (más de 100 este año, de todo el mundo), y afinar en tales factores es lo que le dará vidas y hallazgos sucesivos.
Babelia
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